- Familiares y amigos compartieron anécdotas y parte de la trayectoria del exdirector general de Inbal
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), rindieron un homenaje al poeta, dramaturgo y promotor cultural Miguel Álvarez Acosta, nacido en San Luis Potosí el 29 de septiembre de 1907.
Reunidos en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el presídium estuvo integrado por Eugenia Álvarez y Cecilia Partida Álvarez, hija y nieta del homenajeado, así como de la historiadora del arte Blanca Garduño; el pintor José Lazcarro y el escultor Mario Rendón.
En su intervención, Eugenia Álvarez compartió que su padre tuvo carencias personales y económicas desde niño, circunstancia que lo arrojó a la vida con fuerza, urgencia, ímpetu, pero sobre todo con pasión. También destacó, entre otras, su labor como cónsul, así como el cargo de director general del Inbal, y relató anécdotas que dan cuenta sobre la herencia y el legado cultural que dejó en el país.
“Para él, la enseñanza del saber y la hermandad siempre fue un sueño inagotable, y escribir para que quien lo leyera sintiera el mismo fervor por conseguir de lo sembrado una bellísima cosecha, y ahí en sus poemas están sus sueños, y en ellos seguirá viviendo”, agregó.
Blanca Garduño describió a Miguel Álvarez Acosta como un personaje “entre la ortodoxia y el espíritu crítico. Era muy funcionario, pero también muy intelectual, era un alma libre”, y detalló que, más allá del político y funcionario, lo fue descubriendo hasta ubicarlo como un protagonista de fuertes vínculos culturales. Entre las anécdotas, remarcó la exposición que se realizó durante su gestión como directora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, donde se mostraron las diversas ventanas de su faceta artística: sus libros publicados, grabados, pinturas, esculturas y parte de su acervo epistolar.
Por su parte, José Lazcarro comentó que hablar de Miguel Álvarez Acosta “es evocar la memoria de un hombre visionario, extraordinario, que vino a marcar la pauta con su pensamiento y acciones de la vida cultural y artística” de los años sesenta y setenta del siglo pasado. También detalló que fue un mentor que con sus acciones y consejos supo dirigir a esa generación de 1958 de la Escuela Nacional de Artes Plásticas en sus momentos más difíciles, de reafirmación y determinación por la vocación de ser artistas: “La visión extraordinaria de Álvarez Acosta nos colocó de inmediato en nuestro tiempo y nuestro espacio”.
En tanto, Mario Rendón se refirió a Álvarez Acosta como persona única, “excelente escritor, narrador, poeta de primera, pero también pintor, músico”, y detalló el apoyo que tanto él como los otros integrantes de dicha generación de egresados de la Antigua Academia de San Carlos recibieron por parte del diplomático y escritor para poder desarrollarse como artistas, así como la trascendencia que tuvieron en su trayectoria en consecuencia.
Finalmente, Cecilia Partida Álvarez destacó la labor del autor de Nave de rosas antiguas como promotor cultural en diversas y remotas regiones del país, y el impulso que otorgó a la cultura y el arte a través de los medios de comunicación, como lo fueron la televisión y la radio: “Vive en la historia del arte y la cultura de nuestro país, ha trascendido a través de los espacios creados en Bellas Artes. Él fue el creador de los institutos regionales de Bellas Artes en todos los estados de la República”. Para finalizar, se ofreció un recital con diversas piezas para piano.