- A 60 años de su deceso, especialistas destacaron el legado del abogado, escritor, filósofo y político en la mesa especial conmemorativa
- Necesario dar seguimiento a su etapa joven, estructura familiar y recorridos geográficos
Figura mítica de la vida intelectual, política y educativa de México, José Vasconcelos es uno de los hombres más estudiados en México y en muchas otras latitudes; sin embargo, existen etapas completas de su vida de las que sabemos muy poco, afirmó la investigadora Susana Quintanilla, en la mesa especial celebrada con motivo del 60 aniversario de la muerte de José Vasconcelos.
Al hablar de su legado literario, político y filosófico, la especialista expresó que el Vasconcelos que más le gusta es, por supuesto, el joven, el cual ha sido muy poco estudiado, ya que, curiosamente, casi todo está sustentado en su extraordinaria novela autobiográfica Ulises criollo, una obra de formación sentimental perfecta.
Frente al público reunido en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), Susana Quintanilla señaló que José Vasconcelos fue un hombre de muchas aristas, con un pensamiento complejo, contradictorio e inclusive hiriente.
Sin embargo, aseveró que no ha habido un seguimiento detallado de su estructura familiar, de sus recorridos geográficos que fueron amplios y radicales (pasó del norte a Campeche y de ahí a Toluca y a la Ciudad de México), de la Escuela Nacional Preparatoria, de su experiencia en la frontera. “Habría que profundizar en ese recorrido en medio de situaciones familiares extremas, incluso desde la perspectiva psicoanalítica de la relación con su madre”.
La doctora en Pedagogía por la UNAM dijo que una forma magnífica de acercarse a José Vasconcelos es a través de los archivos. “En el recorrido hemerográfico que he realizado con mis estudiantes y colegas hemos encontrado más de 140 artículos sobre educación y apenas llegamos al momento estelar de la creación de la Secretaría de Educación Pública. Creo que no ha habido un seguimiento de la participación de Vasconcelos, no únicamente como educador, sino como un extraordinario pedagogo y también como un filósofo de la educación, probablemente el único en el México moderno”.
Por su parte, la ensayista y narradora Martha Robles dijo que una de las frases que distingue a Vasconcelos es: “Yo soy yo y mis circunstancias”, la cual fue decisiva en la formación de muchas generaciones y, sin duda, determinante para Vasconcelos y para el Ateneo de la Juventud.
“Era un México que venía de un gran destrozo, de un siglo XIX muy atormentado y de un proceso dictatorial en el que sólo una minoría se formaba. Había un contraste en la actitud de los que se llamaban Ilustrados y los que carecían de esta posibilidad”.
Añadió que Vasconcelos y su pequeño grupo tenían un idealismo muy interesante sobre las corrientes de pensamiento en el desarrollo de México, influenciados por ideas francesas principalmente, por los clásicos y por Maximilian Karl Emil Weber.
“Buscan la creación de clases medias que sean capaces de participar en la transformación social, especialmente cultural, de un México atrasado y sin esperanzas”.
La especialista comentó que todo el lenguaje de Vasconcelos en este proceso es estrictamente religioso, “es el apóstol de la democracia, la regeneración del país, la reestructuración y todo ello es una labor mesiánica; el lenguaje de Vasconcelos es en estricto sentido religioso, porque hereda de su madre una profunda religiosidad”.
Ambas investigadoras consideraron necesario abordar desde diversos ángulos la figura y el legado de José Vasconcelos, para el mejor conocimiento de su obra por parte de las nuevas generaciones de forma que se mantenga vigente.