- Celebración por el 80 aniversario de la Capilla Alfonsina, hoy centro de estudios literarios
- El recinto, entre las primeras casas edificadas bajo los conceptos del funcionalismo en México, resguarda cerca de 250 obras de pintura, dibujo, gráfica, escultura y fotografía
Para celebrar el 80 aniversario de la Capilla Alfonsina, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) reunió a artistas, escritores e investigadores que forman parte de la vida cotidiana de este recinto concebido por el escritor y diplomático Alfonso Reyes para resguardar, luego de recorrer el mundo, su amplia colección de libros, obras artísticas y documentos, y desarrollar su propia obra literaria.
El acto se llevó a cabo la noche del miércoles 26 de junio en la Capilla Alfonsina, ubicada en la colonia Condesa, donde asistieron la directora general del INBAL, Dra. Lucina Jiménez, y la coordinadora nacional de Literatura, Leticia Luna, así como los escritores Alberto Enríquez Perea, Héctor Perea, César Benedicto Callejas, Beatriz Saavedra –coordinadora de uno de los talleres literarios de la Capilla– y Javier Garciadiego, director del recinto, quien participó como moderador. También estuvieron presentes Manolita Reyes Mota y familiares del Regiomontano universal.
Ahí, la Dra. Lucina Jiménez expresó el orgullo de asistir a la celebración de los 80 años de la Capilla Alfonsina y de un hombre ejemplar como Alfonso Reyes, “uno de los mexicanos más universales y, al mismo tiempo, de los mexicanos más apropiados a su propio terruño”, cuyo legado intelectual “es complejo, crítico y constructor de puentes con el mundo, para luego volver y poblar este México de hoy”.
El constructor de este recinto también lo fue de la ruta de la literatura mexicana para varias generaciones, pues delineó en cada uno de los libros de su biblioteca los diálogos filosóficos, literarios y artísticos que trazaron lo que hoy celebramos como su herencia, consideró la titular del INBAL.
Es por eso que celebrar 80 años de la Capilla Alfonsina “es una gran responsabilidad para un país que le debe a Alfonso Reyes memoria, camino y compromiso ético, algo que en estos tiempos nos hace mucha falta”.
Si se sigue el trayecto de los libros en la biblioteca de la Capilla Alfonsina se podría saber el valor que Reyes le puso a cada uno, a cada obra, a cada documento, y se sabría que en ellos hay un cúmulo de experiencias y de conexiones intelectuales: “Esa es la herencia que el INBAL tiene la obligación de mantener, fortalecer y garantizar para que también sea puente para las nuevas generaciones”, dijo.
Reconoció, asimismo, el papel que desempeñó en la casa la escritora Alicia Reyes, quien continuó la labor de su abuelo y convirtió a la Capilla en una semilla y un corazón para muchos escritores. “La literatura mexicana contemporánea tiene aquí uno de sus principales pivotes, y si ese corazón late con fuerza, quiere decir que tenemos la posibilidad de generar nuevos caminos para que las generaciones actuales den continuidad a la labor de Alfonso Reyes”, agregó Lucina Jiménez.
Javier Garciadiego comentó que luego de retirarse de la diplomacia, Alfonso Reyes construyó una casa para resguardar sus libros y obras coleccionados, con la idea de ser él mismo huésped de su casa. Ahí desarrolló su obra literaria y fue centro de reunión para varias generaciones de escritores mexicanos y extranjeros.
La coordinadora nacional de Literatura del INBAL resaltó que por los pasillos de la Capilla caminaron escritores como Octavio Paz, Carlos Fuentes y Juan José Arreola, y pintores como Diego Rivera, Manuel Rodríguez Lozano y Angelina Beloff, cuyas obras se encuentran en los muros de la casona.
Añadió que hoy representa un centro de estudios literarios de primer nivel, en el que han dado clases los intelectuales más destacados del país y donde nació uno de los galardones más prestigiados: el Premio Internacional Alfonso Reyes.
El escritor y político Alberto Enríquez Perea, como parte de la familia alfonsina, se refirió a lo valioso del archivo documental que Reyes heredó a México como parte de la Capilla Alfonsina, un centro de reunión y literatura que el intelectual se empeñó en edificar y convertir en “un orgullo para México”.
Por su parte, Héctor Perea destacó el valor tanto de la colección artística que resguarda la Capilla Alfonsina –cerca de 250 obras de pintura, dibujo, gráfica, escultura, fotografía y otros objetos—, como de la propia edificación, una de las primeras casas construidas bajo los conceptos del funcionalismo en México.
César Benedicto Callejas expresó que en sus tiempos de estudiante “administraba” sus faltas a clases para poder ir a la casa de Alfonso Reyes, donde, después de varias visitas, conoció a Alicia Reyes. Ella lo invitó a asistir a los talleres de poesía y lo recomendó para que sus primeros poemas fueran públicos.
Beatriz Saavedra también fue tallerista en la Capilla Alfonsina. Aunque es odontóloga de profesión, se ha adentrado con éxito en la literatura y ahora ella misma es coordinadora de uno de los tres talleres que se imparten en el recinto que depende del INBAL, comentó.