• El viernes 25 de agosto a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia 
  • Ambos volúmenes pertenecen a la colección Terredades de Mantis Editores

Liquidámbar de Carmen Villoro y Vocación de animal de Gustavo Íñiguez, poemarios de la colección Terredades de Mantis Editores, serán presentados por María Rivera, Pedro Serrano y los autores el viernes 25 de agosto a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en Nuevo León 91, colonia Condesa.

Vocación de animal es un recordatorio permanente de que dentro de nosotros hay seres terribles que abren la carne y lamen las heridas de sus huellas. Liquidámbar, en cambio, es un viaje al dolor ante la pérdida del padre; un acercamiento al origen de la vida y también a las raíces del lenguaje.

 

En entrevista, Luis Armenta Malpica, director general de Mantis Editores, aseguró que su colección Terredadessurgió de la necesidad de identificar aquellos libros de poesía publicados por autores mexicanos y extranjeros, en español y otros idiomas, que han sido aprobados por su consejo editorial y obtenido algún reconocimiento o se trabajan en coedición con otras instituciones. “En lo que respecta a las cuestiones subjetivas o editoriales, enTerredades aparecen esos libros que me hubiera gustado escribir o acompañar en el trayecto de su edición”.

 

Es así como nació el interés de publicar ambos volúmenes. Liquidámbar se trabajó en sesiones quincenales directamente con la autora, “fruto de un proyecto definido, pero que se arriesgó a seguir las rutas que le iba indicando como su editor, dado que ambos supimos que iba a ser un libro importante para ella, ya que luego de diez años de no publicar un libro nuevo de poemas, estaba ansiosa por redescubrirse en otros lenguajes y registros”.

 

A decir del editor, Villoro consiguió superar el reto que se propusieron en un inicio: revisitar el punto más alto de su trabajo, conseguido en Herida luz (1995), y actualizarlo con un lenguaje diferente, de mayores registros, para derivarlo hacia los rumbos de la elegía y el responso, “con el tema de la muerte de su padre, pero también con los recuerdos de una infancia y una trayectoria en las que Carmen se ha mostrado siempre lúdica y pocas veces dolorosa. Liquidámbar, con el permiso de la autora, es el mejor libro de Carmen Villoro hasta el momento, y tenerlo en Mantis Editores representa un orgullo”.

 

Por otra parte, Vocación de animal fue el proyecto de beca para el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico de Jalisco de Gustavo Íñiguez, de quien Malpica fue tutor y, por ende, quien conoció el desarrollo de estos poemas desde su inicio. Finalmente, este trabajo lo convenció para invitar al autor a formar parte de su sello editorial.

 

Vocación de animal evoca el deseo a partir de la animalidad de cada ser humano: “Trabaja temas muy cercanos a mi propia obra, lo que nos acerca emocional y estilísticamente. Sin embargo, los enfoques de una persona pagana, menos religiosa –lo que no contradice el manejo o el interés en lo espiritual de su trabajo–, le otorgan el elemento peculiar, distintivo que persigo como editor y lector en cada nuevo libro.

“El animal, el poeta, comparten un interés específico por las obras de arte y por el descubrimiento de las mismas: de allí las referencias a las grutas de Altamira y Lascaux, sin dejar de percibir que el deseo (la animalidad del hombre) está presente en la interpretación de las obras de Durero o de Rembrandt en otros temas que le importan a Gustavo.

 

“Espero que estos dos libros, muy diferentes y portentosos en su manera de escribirse y dejarse leer, atraigan el interés de aquellos lectores que todavía creen con fervor religioso que la poesía puede, debe, mostrar las emociones humanas y demostrar, al mismo tiempo, esta fragilidad del mundo posmoderno. La poesía no debería perder, y menos por despecho o arrogancia, ese lirismo que separa la prosa de una receta médica a la intención de un poema, sea profundo o divertido es lo de menos. Que sea poema. Estos dos libros de poemas, de muy buenos poemas, lo confirman”, finalizó Armenta Malpica.