- Libro de ensayos sobre la historia y los problemas de México a contracorriente de lo políticamente correcto
- El jueves 2 de febrero a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
¿Nuestra identidad es tan propia que no está relacionada con los rasgos que nos son comunes a todos los seres humanos? Esta es una de las interrogantes que trata de responder Jaime Labastida en su más reciente libro:¿Pueden las aves romper su jaula?, el cual presentará acompañado por Roger Bartra y Jesús Silva-Herzog Márquez, con la moderación de Adolfo Castañón, el jueves 2 de febrero a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Las ideas de los etnólogos Lewis H. Morgan y Adolph Bandelier son el punto de partida para la conformación de los ensayos incluidos en ¿Pueden las aves romper su jaula?, en el cual el poeta, filósofo y académico mexicano Jaime Labastida redescubre antiguos textos que los citados autores dedicaron a la estructura económica y a la sociedad de Mesoamérica. Sobre estas ideas, expone su opinión:
“Sirven, aunque matizándolas y desarrollándolas, para explicar mejor que muchas otras teorías lo que sucedía en la época prehispánica. Nos hemos encerrado desde hace muchos años en una metodología que trata de hacernos creer que los pueblos amerindios eran tan especiales que las categorías de carácter libertario que siguen participando del desarrollo, de la historia de otras sociedades, no pueden regir en la nuestra. Y por eso hemos inventado categorías que son específicas de México, o del antiguo México, porque no existía México como tal, por supuesto”.
Las reflexiones del volumen van más allá de la llamada filosofía de lo mexicano, porque van en contra de las ideas de “lo propio”, “lo auténtico”, “la esencia de lo nuestro”, “el México profundo”, la “raíz de nuestro ser”, etc. A grandes rasgos, la veintena de ensayos de este título pretende ser una reflexión sobre la historia y los problemas de México a contracorriente de lo políticamente correcto.
“Me preocupa siempre eso: ¿Somos tan singulares? ¿Nuestra identidad es tan propia que no tiene nada que ver con los rasgos que nos son comunes a todos los seres humanos? ¿La sociedad mesoamericana se desarrolla de manera tan peculiar que nada tiene que ver con las categorías universales que han acuñado antropólogos e historiadores? Veo que no es así”, comenta el también director de la Academia Mexicana de la Lengua, y señala que a veces decir esto suena muy ofensivo para algunas personas.
Ciertos textos incluidos en esta obra hablan sobre temas históricos, presentes hasta el día de hoy en nuestra sociedad. La manera como los hispanohablantes conciben el periodo de la Conquista es uno de ellos.
“Desde hace muchísimos años he dicho que la forma vulgar de nuestra habla nos conduce a equívocos verdaderamente terribles. La gente sigue diciendo de manera involuntaria que Cortés conquistó México, que llegaron los españoles y nos conquistaron, que nosotros somos conquistados, víctimas. No es verdad tal cosa. Por otro lado, se dice que somos producto de un mestizaje, pero vinieron ellos y nos conquistaron. No, no… nosotros somos también migrantes. Ahora hay que defender mucho el concepto de migración. Nosotros llegamos de fuera”.
Los asuntos que este libro contiene integran un diálogo con nosotros mismos, el cual pone énfasis en la asimilación de la cultura mesoamericana en el México moderno. “Eso también nos distingue. Somos un pueblo mestizo hecho a bases de migraciones y de mezclas. No solo basta con la identidad, porque la identidad se completa con el principio opuesto, que es el principio de la diferencia absoluta.
“Somos distintos, pero todos los pueblos son diferentes, no hay pueblo que sea homogéneo. El país tiene que madurar para establecer una relación o interrelación de igualdad con los restantes países. Debemos dejar de pensar que somos víctimas y que somos un pobre país de oprimidos. México es uno de los países de mayor desarrollo económico en el mundo. Está mal repartida la riqueza, sí, pero desde el punto de vista de desarrollo económico no somos un país pobre. Hay que dejar de tratarnos con conmiseración, como diciendo ‘pobrecitos de notros’. Nada de eso”.