o   El martes 22 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

A los 70 años de edad, y después de 25 libros publicados, “sigo escribiendo y pensando que simplemente lo que hago es poesía en grado de tentativa… dudo muy seguido ser poeta”, afirmó Francisco Hernández, quien recibirá la Medalla Bellas Artes 2016 el martes 22 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

En entrevista, el vate veracruzano dijo que dicho reconocimiento se lo dedica a su maestro Patricio Arredondo, “porque él fue quien me incitó a adentrarme al mundo de las letras.

“Su técnica de enseñanza era muy sencilla y simple. Consistía en que únicamente los lunes teníamos que escribir lo que habíamos hecho el fin de semana. De primero a sexto año, esa fue toda nuestra tarea. Y sus clases venían acompañadas de dos libros: Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. Su técnica era toda una novedad en la educación, ya que, además de escribir, dibujábamos.

o   El martes 22 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

A los 70 años de edad, y después de 25 libros publicados, “sigo escribiendo y pensando que simplemente lo que hago es poesía en grado de tentativa… dudo muy seguido ser poeta”, afirmó Francisco Hernández, quien recibirá la Medalla Bellas Artes 2016 el martes 22 de noviembre a las 19:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

En entrevista, el vate veracruzano dijo que dicho reconocimiento se lo dedica a su maestro Patricio Arredondo, “porque él fue quien me incitó a adentrarme al mundo de las letras.

“Su técnica de enseñanza era muy sencilla y simple. Consistía en que únicamente los lunes teníamos que escribir lo que habíamos hecho el fin de semana. De primero a sexto año, esa fue toda nuestra tarea. Y sus clases venían acompañadas de dos libros: Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes. Su técnica era toda una novedad en la educación, ya que, además de escribir, dibujábamos.

“Ese fue mi mayor aliciente para dedicarme a las letras. La imaginación era lo más importante, en el sentido de que inventaba todo lo que escribía los lunes. Pensaba: ¿qué me podía pasar en un pueblito de diez mil habitantes a los diez años de edad? Por eso inventaba lo que me pasaba. Total, nadie me conocía. Esto me ayudó a desarrollar mi imaginación”.

Posteriormente, agregó, “escribí poemas de amores imposibles y dolorosos que, por supuesto, eran totalmente inventados”.

Luego de terminar la secundaria, para ir a la preparatoria a Xalapa, el mundo de Francisco Hernández se abrió a otras perspectivas, como las librerías y el cine. “Todo ello alimentó mi imaginación y mi escritura. Incluso imitaba a muchos escritores que me influyeron en ese momento, como Pablo Neruda u Octavio Paz”.

En este momento de su vida, el poeta se encuentra “contento y satisfecho, porque son muchos años de escribir. Lo único que hago es escribir libros de poemas y diarios que en total suman 25 volúmenes. Estos son lo único que he hecho en mi vida, pero no ha sido en vano. Ahí están. Por eso la Medalla Bellas Artes me llena de alegría”.

El ganador del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1982 señaló que para sobrevivir “escribía poemas y hacía comerciales. Es decir, me he dedicado por completo a lo que más me gusta hacer: escribir poesía y leer.

“Mi deseo de escribir poesía me nació desde muy chico, desde que iba en la primaria, en el momento en el que mi padre me decía que dejara de leer historietas de Supermán o Tarzán. Después, él mismo me pasó un libro de Salvador Díaz Mirón. Más tarde conocí a Rubén Darío y así fue creciendo la cadenita.

“Escribir es una fuerza muy grande en mí, algo que no puedo abandonar. Aunque no escriba, las cosas se me ocurren en el momento”.

–¿Qué fue lo que lo enamoró de la poesía?, se le preguntó.

–El descubrimiento, el misterio, las imágenes, lo sorprendente; el encuentro de las palabras precisas para poder crear situaciones, mundos y personas que probablemente existieron o que había que inventarlos de otra manera. Para mí, crear mundos es fascinante.

 

–Luego de absorber sus influencias, ¿en qué momento descubrió su voz propia?

–Es algo que nunca me he planteado. Solamente me dediqué a escribir. En una ocasión no pude publicar un poema porque el editor me exigió que tuviera una voz propia. A partir de ahí, pensé que la voz propia es ser uno mismo, cantar de una manera inconfundible que nadie pueda imitar. Seguí escribiendo, pero nunca me puse a reflexionar si la había encontrado. Sin embargo, no conozco a nadie que escriba como yo. Incluso, a veces, no conozco cómo escribo. Me he ido por otros caminos poéticos por pura intuición.

–¿Cuáles son sus temas predilectos?

–Creo que, después de 25 libros, sigo escribiendo y pensando que lo que hago es una intención; es poesía en grado de tentativa. En mis últimos libros, los temas que aparecen constantemente son la locura, la desesperación y la depresión, a través de los ojos de Friedrich Hölderlin, Georg Trakl o Emily Dickinson.

–¿Se ha arrepentido de algún libro suyo?

–Creo que hasta ahora todos han valido la pena. No tengo nada de qué avergonzarme. A veces pienso que me hubiera gustado escribir mejor, como fulano de tal, o que me hubiera gustado ser más todavía, como los grandes poetas: Octavio Paz o José Emilio Pacheco. O más arriba.

–¿Qué es la poesía para usted?

–La poesía consiste en hacer que se produzca un milagro, sin proponérselo; lograr una belleza que pueda sorprendernos. La poesía nos sacude y nos provoca un estado de ánimo distinto, uno más elevado al que estamos acostumbrados siempre. Su misterio consiste en qué momento aparecerá. Es un dictado que no sabemos de dónde procede ni hasta dónde llegará.

 

–¿Cuál es el libro que más se parece a Francisco Hernández?

–Tal vez sea Moneda de tres caras, uno de los que más me gustan.

El poeta agradeció la Medalla Bellas Artes, porque la han recibido Juan Gelman, Amparo Dávila, Manuel Felguérez, Gabriel García Márquez, José Emilio Pacheco, Gilberto Aceves Navarro y Hugo Gutiérrez Vega, entre otros creadores que admira.

francisco hernandez medalla