- La escritora pronunció anoche su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua como miembro de número
- Será la quinta ocupante de la silla XXXVI
- “Con su ingreso, la AML se renueva, se rejuvenece, amplía el espectro de sus saberes y fortalece su vinculación con otras lenguas y tradiciones literarias”, señaló Gonzalo Celorio
“Por sus conocimientos lingüísticos y méritos literarios”, la escritora, investigadora y catedrática Rosa Beltrán ingresó anoche a la Academia Mexicana de la Lengua (AML) como miembro de número.
En una ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a la cual asistió como testigo la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, la autora de La corte de los ilusos señaló: “Las palabras son mi única y verdadera relación con el mundo”.
- La escritora pronunció anoche su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua como miembro de número
- Será la quinta ocupante de la silla XXXVI
- “Con su ingreso, la AML se renueva, se rejuvenece, amplía el espectro de sus saberes y fortalece su vinculación con otras lenguas y tradiciones literarias”, señaló Gonzalo Celorio
“Por sus conocimientos lingüísticos y méritos literarios”, la escritora, investigadora y catedrática Rosa Beltrán ingresó anoche a la Academia Mexicana de la Lengua (AML) como miembro de número.
En una ceremonia realizada en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a la cual asistió como testigo la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, la autora de La corte de los ilusos señaló: “Las palabras son mi única y verdadera relación con el mundo”.
Según la también directora de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, “no hay nada ni nadie, en mi percepción, que no esté atravesado por las palabras”.
En su discurso, dedicado a la escritora y bailarina Nellie Campobello, Beltrán apuntó, “uno de mis más antiguos recuerdos es haber descubierto que las palabras eran entes con vida propia, que cada una era irremplazable, que evocaban recuerdos, sensaciones y formas. Que las palabras, en fin, no eran cosas”.
Aseguró que “el idioma consigna las realidades que las palabras evocan de modo peculiar, como la prodigiosa lengua española que puede vivirse de muy distintos modos”.
La cuentista y ensayista mexicana, cuya candidatura fue propuesta por Vicente Quirarte, Julieta Fierro y Vicente Leñero, expresó sentirse honrada de formar parte de la AML y ocupar la silla XXXVI, al igual que lo hicieron Manuel Toussaint y Octaviano Valdés, entre otros. “Participaré de la reflexión compartida sobre el tema que de forma excepcional nos hace humanos: la lengua, en particular aquella a través de la cual veo y oigo el mundo”.
Comentó que el mundo, como lo había planteado anteriormente Campobello en su obra escrita, “puede ser narrado desde la total falta de certidumbres, porque cuando ya no queda nada se puede partir de cero, porque cuando no se da nada, nos queda la literatura”.
El narrador Gonzalo Celorio, quien respondió al discurso de Beltrán, indicó: “Con su ingreso, la AML se renueva, se rejuvenece, amplía el espectro de sus saberes y fortalece su vinculación con otras lenguas y tradiciones literarias. También, por qué no decirlo, se embellece.
“Sin el menor asomo de conflicto vocacional, estilístico o genérico-agregó-, Rosa Beltrán ha conjuntado en su obra la creación literaria y la investigación, ha escrito novelas históricas, de amor y meta-literarias, donde crítica el mercantilismo de la literatura y reivindica la tradición clásica humanista. También realizó estudios de temas tan extensos como intensos, expuestos en sesudos trabajos académicos”.
Celorio dijo que la imaginación y el análisis, la invención y el juicio, la creación y la recreación, aparecen en la obra de Beltrán, autora de los libros El paraíso que fuimos(2002), Alta infidelidad (2006), Optimistas (2006), Amores que matan (1996) y La espera (1986).
“Es la suya una obra fecunda y diversa que abarca tanto la narrativa como estudios interculturales”, afirmó Gonzalo Celorio finalmente en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
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