- Abordará la obra del escritor rumano el especialista Carlos Antonio de la Sierra
- Se diseccionará la vida y obra del autor de En las cimas de la desesperación
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita a la sesión del ciclo “Autores inconfesables”, en el que se diseccionará la vida y obra del escritor rumano E. M. Cioran por parte del especialista Carlos Antonio de la Sierra. La actividad se llevará a cabo el 8 de octubre, a las 19:00 horas, en la Capilla Alfonsina, ubicada en Benjamín Hill 122, colonia Hipódromo Condesa, Ciudad de México.
Hablar de Émile Michel Cioran es evocar la figura de uno de los más grandes pensadores del siglo XX que hizo frente a los grandes temas de la humanidad: la justicia, la verdad, la inmortalidad, Dios y el amor. Durante esta charla, Carlos Antonio de la Sierra abordará la obra de aquel joven rumano que, con tan solo 22 años, escribió En la cimas de la desesperación, libro que despertó el interés mundial por quien escribiera sus primeras obras en su lengua natal, para después abandonarla para siempre por el francés.
París fue el lugar en el que E. M. Cioran vivió a partir de 1937, sitio que para él representaba la antípoda del paraíso: “En cuanto salgo a la calle, pienso: ¡Qué perfección en la parodia del infierno”, reza uno de sus aforismos. Pensando no solo en las nacionalidades sino en la
ascendencia del alma, fue un apátrida, aseguró Carlos Antonio de la Sierra, quién agregó que las dudas que expone Cioran son más bien contradicciones al límite, “paradojas que, mal que bien, lo hacen sobrellevar una vida exornada por el tedio, el hastío, el aburrimiento”.
La relación conflictiva que sostuvo Cioran con sus padres inspiró gran parte de su obra. De su padre no le gustaba que fuera cura debido a una cuestión de orgullo: creer en Dios significaba humillarse. “Cuando su padre empezaba a rezar, el joven Cioran salía corriendo fuera del cuarto. Más adelante, ya cuando vivía en París, su percepción de la religión cambió radicalmente, al grado de considerarse un ateo religioso, una de las tantas tentaciones contradictorias que prefiguró su vida y su obra”, aseguro De la Sierra.
En general, a Cioran le dijeron muchas veces que lo que escribía en sus libros no debía decirse, destacó De la Sierra. Entre estas personas se encontraba su madre, quien después de conocer la publicación de De lágrimas y de santos, le dijo que se hubiera esperado a que sus padres murieran para escribir ese libro blasfemo. “Más adelante concluyó que de haber sabido hubiera abortado: no se quejó del embarazo sino de haber tenido un hijo vivo”.
El aforismo, ese “fuego sin llama”, es una forma que Cioran ocupó para escribir su obra, pues en el pensamiento fragmentado encontraba un reflejo de todos los aspectos de nuestra existencia, a diferencia del pensamiento sistemático. “Son breves estancias de la humanidad que no terminan por hallar su plenitud. La sistematicidad para Cioran es el equivalente de un pensamiento totalitario; la fragmentariedad, por su lado, permanece completamente libre”.
El insomnio que padeció Cioran durante toda su vida, contribuyó a construir parte de su visión del mundo, al igual que el concepto del suicido o el misticismo ateo, solo por mencionar unos ejemplos. Sin embargo, el tedio, “esa revelación de la insignificancia universal” como él lo llamaba, ocupa un lugar sobresaliente dentro de sus preocupaciones. “O como él lo dijera con esa palabra francesa sin traducción exacta:cafard”, apuntó De la Sierra.
Cioran representa para De la Sierra “un escritor de lo marginal que escribe para hacer despertar”. “Mis libros despiertan”, decía. Recomienda a un primer lector de la obra del rumano comenzar por leer Breviario de podredumbre o Del inconveniente de haber nacido, por considerarlos dos de sus libros más acabados, donde se evidencia más claramente el pensamiento cioranesco, en el cual la soledad, asociada al tedio, fue uno de sus descubrimientos más dolorosos a temprana edad: “el deber de un hombre solo es estar aún más solo”, afirma una de sus más famosas sentencias.
Carlos Antonio de la Sierra (Cuernavaca, 1972) es narrador y literato. Estudió la licenciatura en estudios latinoamericanos, maestría en literatura iberoamericana y doctorado en letras en la UNAM. Ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores (2000), del Fonca (Revistas independientes, 1995 y Jóvenes Creadores, 2001-02) y del Foeca de Morelos (Jóvenes Creadores, 2002 y Creadores con Trayectoria, 2007).
Su trabajo ha aparecido en más de 20 antologías literarias y en numerosas revistas y periódicos, tanto de México como del extranjero. Ha sido maestro y tallerista del American School Foundation, el Instituto Cultural Helénico, el Centro Cultural Casa Lamm, la Universidad de las Américas de la ciudad de México, la SOGEM de Morelos, el Conaculta, el Centro de las Artes de Nuevo León, el Centro Nacional de las Artes y de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Ha impartido conferencias, seminarios y cursos en instituciones de prácticamente toda la República. Entre sus libros están Cuentos de cuarto de baño (1995), Bajo el volcán y el otro Lowry (2005), El narrador latinoamericano como ensayista (1999) y La última tempestad. Shakespeare y América Latina (2000).