- A 31 años de haber obtenido el Premio Xavier Villaurrutia por Andando el tiempo
- El escritor Víctor Manuel Camposeco platicará con el autor
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita al ciclo “Los Villaurrutia”, que en esta ocasión servirá para hablar de la obra Andando el tiempo, de Eraclio Zepeda, a 31 años de haber obtenido el Premio Xavier Villaurrutia. En esta actividad participarán Víctor Manuel Camposeco y el autor, el próximo jueves 7 de noviembre, a las 19:00 horas, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, ubicado en Nuevo León 91, colonia Condesa, Ciudad de México.
La literatura mexicana hasta a mediados del siglo XX había sido definida en términos estéticos, temáticos y otros parámetros, por la Revolución mexicana. En todos sentidos esta situación resultaba insostenible, pues ese abuso terminó por deformar todo lo que se proponía exaltar. Un gran número de intelectuales alzaron la voz en contra de esta situación, entre ellos Salvador Novo, pues las limitaciones estéticas eran muchas y finalmente limitaron la libertad creativa.
Entonces la rebeldía entre creadores no se hizo esperar. En la plástica aparecieron figuras como Rufino Tamayo o José Luis Cuevas, por ejemplo; en la literatura uno de ellos fue un joven que con apenas 22 años había mostrado su talento con un libro titulado Benzulul (1959). Su nombre: Eraclio Zepeda, quien junto con su paisana, la escritora Rosario Castellanos, “modificaron la literatura indigenista, empezando, como el buen predicador, en su propia casa, en Chiapas”, asegura Víctor Manuel Camposeco.
Ambos escritores chiapanecos le hicieron un gran servicio a nuestra literatura al modificar la literatura indigenista, pues asegura Camposeco que gracias al influjo que significó la figura de Juan Rulfo y su Llano en Llamas (1955) en la literatura nacional, se marcó el camino que conduciría a los artistas a asumir el compromiso del cambio de toda nuestra estética. “Por ese camino se entendió mejor que nunca que un artista solo puede tener como limitante su propio genio y el arte únicamente está al servicio del arte mismo y siempre reflejará el sentir y la visión propios del artista, no de las políticas gubernamentales ni las ideologías”.
Si la literatura contemporánea mexicana es actualmente rica, es gracias a aquellas brechas que pocos artistas abrieron, tales como Eraclio Zepeda, quien además era cercano del escritor jalisciense: “Juan Rulfo respetó siempre lo que hicieron Rosario Castellanos y Eraclio Zepeda. Rulfo fue gran amigo de Eraclio Zepeda. Lo extraordinario de Eraclio Zepeda fue la gran calidad que mostró su literatura a una edad tan temprana”.
La obra de Eraclio Zepeda lo refrenda como uno de los principales escritores del país, dice Camposeco, pues su aportación a la literatura es invaluable por su oportuno aliento innovador y su espléndido manejo del lenguaje coloquial de indígenas y ladinos de su tierra, además de su capacidad descriptiva de paisajes, personajes y situaciones, tiene un poder y una gracia muy escasas entre los creadores nacionales.
Si la literatura mexicana se negó a seguir anclada en el anacronismo épico-histórico-purista, y despegó por sus propios medios para llegar a las alturas en que actualmente se encuentra, se debe a figuras como las de Eraclio Zepeda, apunta Camposeco, pues a mediados del siglo pasado era todavía más un afluente de otras literaturas que una corriente original. “Hoy es un ancho caudal, propio y poderoso, gracias al atrevimiento de unos cuantos, entre ellos Eraclio Zepeda”.
Eraclio Zepeda (Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1937) es poeta y narrador. Estudió antropología social en la UV. Ha sido profesor en la Universidad de Oriente, en la Escuela de Instructores de Arte de La Habana de Cuba y en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín; corresponsal de prensa en Moscú, promotor cultural, comentarista de radio y televisión; director general de Radio UNAM, director del Festival Internacional de Cultura del Caribe y Embajador de México ante la UNESCO.
Entre su obra publicada se encuentra, en cuento: Benzulul (1959), Patrocinio Tipá (2012).En novela: Las grandes lluvias (2005), Tocar el fuego (2007). En poesía: La espiga amotinada (colectivo, 1960), Asela (1962), Compañía de combate (1963), Elegía a Rubén Jaramillo (1963), Ocupación de la Palabra(colectivo, 1965), Relación de travesía (poesía reunida, 1986). En teatro: El tiempo de agua (1960).
Víctor Manuel Camposeco es escritor, Premio Nacional de Crónica 1995; doctor en letras modernas por la Universidad Iberoamericana; profesor de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y la Escuela de Escritores “Ricardo Garibay”, de Cuernavaca. Colaborador de diversas revistas de circulación nacional.