Continuidad del paisaje mental
El hipogeo secreto (1968) es un libro suculento sobre la iniciación sacrificial de una mujer en una sociedad secreta que espera a un Pantokrator, el soberano salvador, que Elizondo se niega a antropomorfizar. Este libro, al igual que Farabeuf, remite al lector a las libaciones bataillanas. La escritura del libro se convierte en un espejo de doble fondo a través del cual los personajes tienen la posibilidad de mirarse a sí mismo y delatar las intenciones del escritor.
El hipogeo secreto, junto a El grafógrafo (1972), constituye la continuidad maravillosa de un paisaje mental donde Elizondo relativiza al límite “esa falacia suprema que es la realidad”
Su libro Elsinore (1988) no surge de la imaginación de Elizondo; en este libro, el autor se dedicó a narrar experiencias verdaderas que tuvieron lugar en Elsinore, una academia militar de California. El colegio militar en el que se desarrolla la historia aparece ante los ojos del lector como inmenso y brumoso lugar donde esta contenido el mundo perdido de la infancia. Con un estilo cristalino y una anécdota sencilla, se aborda el difícil tránsito de la niñez a la adolescencia y la tortuosa formación de identidades. En esta obra, Elizondo, al intercalar palabras anglosajonas, la jerga cuartelaria y chicana, plantea además la insuficiencia expresiva de la lengua española.