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  • En el marco del Día Internacional contra la Homofobia, la charla se realizó en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Inbal
  • Participaron la narradora Priscila Palomares; el poeta Orlando Mondragón y la artista visual Lía García

La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), mediante la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) y el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, organizaron el ciclo Disidencias literarias, en el marco del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (17 de mayo), con una mesa de lectura de la obra de escritores de la comunidad LGBTQ+, en busca de fomentar una cultura de inclusión y de denuncia contra la discriminación.

El presídium, moderado por la coordinadora de la CNL, Karen Villeda, estuvo integrado por la narradora, abogada y poeta Priscila Palomares; el poeta y médico Orlando Mondragón, y la pedagoga, artista visual y activista Lía García (La novia Sirena), quienes coincidieron que la apertura de estos espacios literarios es fundamental para impulsar el diálogo, la tolerancia y la diversidad.

Priscila Palomares reconoció que durante el proceso de escritura de su primera novela, Champú (2017), censuró algunas partes, ya que aún se asumía como una persona heterosexual, debido, principalmente, a que su ciudad natal, Monterrey, es sumamente conservadora.

"Estos espacios son importantes para escuchar otras voces, para saber cómo se abordan las disidencias. Nuestra comunidad lleva siglos de silencio y tenemos una historia de derechos vulnerados. En la actualidad, en 69 países del mundo es ilegal ser homosexual y en algunos está penado con la muerte. La apertura de estos espacios es vital, porque en la literatura sí tenemos voz, en la poesía tenemos voz", subrayó.

En tanto, Orlando Mondragón resaltó que el saberse diferente lo ayudó a reconfigurar su propio lenguaje, a repensar las convenciones sociales como el matrimonio, la familia, los hijos y a elegir la poesía como un canal de expresión y libertad.

"Esa introspección y el cuestionamiento de mi lenguaje me hizo llegar a la literatura, a la poesía, pues el poema en sí es un espacio de libertad, yo me sentía libre escribiendo poemas y por eso elegí esta forma de expresión", argumentó.

En su turno, Lía García consideró necesario sostener las palabras disidentes y señaló a la poesía como una manera de denunciar la violencia que vive su comunidad y, también, como una forma de sanar. Luego procedió a la lectura del fragmento de un ensayo de su autoría: El monstruo no es la obra maestra del miedo. Relatos de fragilidad y resistencia.

También denunció el adultocentrismo como una de las violencias más fuertes de la cultura patriarcal y destacó a las infancias rebeldes como parte fundamental de la literatura y de su trabajo como artista del performance

"Durante la COVID-19 (2020) escribí un proyecto llamado Niñez combatiendo al virus, que es una serie de seis cuentos que escribí con el objetivo de romper las fronteras que la pandemia puso y explicar a las infancias lo que estaba pasando. He dedicado algunas obras a estas infancias disidentes, trans, lésbicas, bisexuales y queer, que existen, resisten y están. Algunas de estas voces son silenciadas desde sus propias casas", apuntó.