- Con el realismo mágico, el periodista colombiano buscaba atrapar al público convirtiendo lo cotidiano en algo extraordinario, comenta el escritor Alejandro Toledo
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, recuerdan a Gabriel García Márquez, uno de los grandes exponentes del llamado realismo mágico latinoamericano, en el 94 aniversario de su natalicio.
Periodista, guionista cinematográfico y narrador, García Márquez nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Colombia, y con el paso de los años se convirtió en uno de los escritores colombianos más reconocidos y ganador del Premio Nobel de Literatura en 1982.
Entre sus grandes obras destacan Cien años de soledad, Relato de un náufrago, La hojarasca (Diana, 1955) y El coronel no tiene quien le escriba (Aguirre Editor, 1961), entre muchas otras.
Tras su muerte ocurrida en 2014, el ensayista, narrador y periodista Alejandro Toledo, escribió en relación con las memorias de Gabriel García Márquez, publicadas bajo el título de Vivir para contarla que, a través de ellas, el lector acompañará al escritor en un camino de descubrimiento en el que varios lugares que aparecen en sus libros tomarán un significado aún más personal.
“Los demonios de su infancia se hacen presentes: las plantaciones de banano y los campamentos de la United Fruit Company, que eran casas de madera al estilo del viejo oeste estadounidense; el sitio exacto de la matanza de jornaleros, ocurrida en 1928, y que marcó el fin de una época; o el portal de una finca bananera con el nombre de Macondo”, explica Toledo.
“Los lectores más fieles de García Márquez reconocerán en cada detalle de ese camino hacia la infancia pasajes de los libros; quienes lo han leído con pausas estarán invitados a revisar, en la obra, lo que ha quedado de esa época que el escritor/periodista investiga, como si él mismo fuera el sujeto de su gran reportaje”, señala el autor de Mejor matar al caballo (2010).
De acuerdo con Toledo, con el realismo mágico García Márquez buscaba atrapar al público convirtiendo lo cotidiano en algo extraordinario. “Él mismo reconoce esas faltas desde niño cuando dice, por ejemplo: ‘mis relatos eran en gran parte episodios simples de la vida diaria, que yo hacía atractivos con detalles fantásticos para que los adultos me hicieran caso’.
García Márquez, el colombiano más representativo de la literatura latinoamericana, es recordado con añoranza por parte de sus fieles lectores gracias a la narrativa de sus obras, ya que como él mismo lo mencionó en sus memorias: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.
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