- El escritor es recordado este 12 de abril a dos años de su deceso; sus obras han sido traducidas a varios idiomas
El escritor, ensayista, traductor y diplomático poblano Sergio Pitol Deméneghi (1933-2018), considerado uno de los autores imprescindibles para las letras mexicanas, es recordado este 12 de abril -a dos años de su fallecimiento- por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), por su legado en el campo de la creación literaria, así como en la difusión de la cultura y la preservación del patrimonio artístico e histórico de México en el mundo.
En este contexto, la escritora Margo Glantz rememoró a Pitol como un “escritor fundamental y amigo entrañable” con quien compartió charlas, viajes y proyectos, al tiempo de señalar -durante un homenaje realizado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes- que conversaba con él noche tras noche, intercambiaba textos y criticaban a los amigos; hablaban de sus proyectos, de política, de ópera, de cine y discutían de literatura.
En ese mismo acto, el poeta, ensayista y editor Adolfo Castañón, también destacó la tarea literaria y de traducción del autor de Nocturno de Bujara, quien, aseguró, tradujo al español más de 50 libros de diversos autores extranjeros, gracias al dominio de lenguas, como el inglés, francés, italiano, polaco y ruso.
“Debió haber leído a otros 100 escritores en otros idiomas, siempre consciente de que su raíz era el español de México, de Yáñez y Galindo, el de Agustín Lara, Margo Glantz, de Pacheco y Monsiváis, de Poniatowska y de Alfonso Reyes”, enfatizó Castañón.
Hombre de letras total
El INBAL le rindió un homenaje póstumo en 2018 con la muestra Pitol: viajes, letras, mundos, que presentó al hombre de letras total, generoso, antisolemne, heterodoxo y excéntrico que tantas ventanas y caminos abrió a la cultura mexicana contemporánea.
La exposición conjuntó piezas documentales procedentes de diversos expedientes, reunió fotografías inéditas que ilustran episodios centrales de su vida como embajador en Checoslovaquia y rescató aspectos de su obra literaria relativamente sesgados, como sus ensayos de crítica de arte e incluso su voz.
Pitol Deméneghi, originario de la ciudad de Puebla, donde nació el 18 de marzo de 1933, estudió Derecho y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) desde 1994.
A lo largo de su trayectoria ocupó diversos cargos diplomáticos, entre ellos, subdirector de Asuntos Culturales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, embajador de México en Checoslovaquia, agregado cultural en la Embajada de México en París, consejero cultural en las sedes diplomáticas de Varsovia, Budapest y Moscú, además de fungir como director de Asuntos Internacionales del INBAL, a través del cual difundió el patrimonio artístico e histórico de México.
Galardones literarios
Entre los galardones literarios que recibió destacan el Premio Xavier Villaurrutia 1981 por Nocturno de Bujara; Latinoamericano de Narrativa Colima 1982 para Obra Publicada por Cementerio de tordos; Herralde de Novela 1984 por El desfile del amor; Nacional de Literatura y Lingüística 1993; Mazatlán de Literatura 1996; de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo 1999; Cervantes de Literatura 2005; la Medalla Bellas Artes 2008 y el Premio Internacional Alfonso Reyes 2015, entre otros reconocimientos.
Su obra está traducida al francés, alemán, italiano, polaco, húngaro, holandés, ruso, portugués y chino, al tiempo que él tradujo a escritores como Henry James, Joseph Conrad, Robert Graves, Jane Austen, Witold Gombrowicz, Kazimierz Brandys, Alexander Zeromsky, Jerzy Andrzejewski y Bruno Schulz.
El Fondo de Cultura Económica ha editado cinco tomos de sus Obras reunidas. También fue secretario académico de la Facultad de Filosofía y Letras e integrante del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
Radicó varios años en Europa donde escribió parte de su obra. De esta etapa destacan, Infierno de todos (1965), Los climas (1966), No hay tal lugar (1967) y Del encuentro nupcial (1970). En 1972 publicó El tañido de una flauta.