- Se dieron cita Javier Garciadiego, Aurora Díez-Canedo, Víctor Manuel Díaz Arciniega, Alberto Enríquez Perea y Adolfo Castañón para reconocer su aporte como escritora y guardián del acervo de Alfonso Reyes
Alicia Reyes (1940-2019) recibió un homenaje como “la gran mujer, poeta, ingeniera, arquitecta y guardiana” del legado de su abuelo Alfonso Reyes (1889-1959). La maestra fue recordada por “los alfonsinos” en la Capilla Alfonsina, donde disertaron sobre su labor y su calidez humana.
En la actividad organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, se dieron cita los historiadores Javier Garciadiego, Aurora Díez-Canedo, el investigador Víctor Manuel Díaz Arciniega y los escritores Alberto Enríquez Perea y Adolfo Castañón, además de los alumnos de Reyes que llenaron la biblioteca del recinto.
Al tomar la palabra, Víctor Manuel Díaz Arciniega, por momentos con la voz entrecortada, dijo que la escritora de Genio y figura de Alfonso Reyes (1976) fue quien lo llevó a conocer toda la información sobre la relación del llamado “mexicano universal” con el general y expresidente de México Lázaro Cárdenas, mientras bebían una taza de café. Siempre el mismo ritual previo de preparación, por ello, la reconoció como la más alta heredera.
“Alicia Reyes es para mí el más alto ejemplo de una heredera, gracias a ella, a su disposición e inteligencia, la fraternidad alfonsina nos sentimos agradecidos por la manera en que custodia la obra de su abuelo y emprendió el rescate, preservación, enriquecimiento y difusión como la más entusiasta colaboradora de los investigadores, sin más recursos que su enorme voluntad de ayudar y hacer bien las cosas”, afirmó el también académico.
Alicia Reyes también fue descrita por la historiadora Aurora Díez-Canedo como una mujer valiente, pero sobre todo como una editora intachable y responsable en el cuidado de los libros que producía.
“Supo ver que tenía un legado con una proyección incalculable, escribió sobre la vida y obra de Alfonso Reyes sin grandes pretensiones intelectuales pero con valentía. Se ganó el respeto, la amistad y el agradecimiento de importantes figuras del mundo cultural de México y del extranjero. Ella se encargó de coordinar la edición del libro Presencia de Alfonso Reyes (Homenaje al X aniversario de su muerte) (1969), donde escribió una introducción al texto y además se encargó del cuidado editorial”, reconoció.
Los recuerdos, el tiempo compartido y el trabajo en conjunto que muchos realizaron con la homenajeada revivieron en la voz de Alberto Enríquez Perea, quien no solo rememoró el talante literario de Reyes, sino además habló de su fuerza y aliento.
“La sonrisa de la maestra Reyes fue la fortaleza de su ánimo y de su espíritu, no sé si la que nunca perdona, le haya quitado esa sonrisa o ella la contagió y se fueron las dos sonriendo, y en el camino pasaron por una encantadora mujer, también poeta, Minerva Margarita Villarreal. Se le extraña a veces, donde se encuentre usted maestra querida, la recordaré así, con esa sonrisa única que dignifica la existencia humana”, indicó Enríquez Perea.
Javier Garciadiego fue el encargado de rememorar algunas de las dificultades en el trabajo de Alicia Reyes, pero también aseguró que es necesario recuperarlo, pues aunque “pasó momentos difíciles, en donde no había recursos”, ella cuidó perfectamente el archivo de su abuelo.
“A veces no había recursos para mantener el archivo, pero ella lo hizo de la forma adecuada. El trabajo que hizo con el boletín de la Capilla Alfonsina debe ser recuperado. Alfonso Reyes desde fechas muy tempranas comenzó a recortar todas las noticias que salían en la prensa sobre su propia actividad y formó 34 álbumes, no todos los hizo Reyes, primero él y luego los continuó Alicia”, afirmó.
En el espacio donde muchos escucharon a Reyes, fue Adolfo Castañón quien con visible pesar, no dejó de reconocer a la “ingeniera, diseñadora, arquitecta, urbanista” de la Capilla Alfonsina que “tuvo a bien cuidar”.
“Ella tuvo la dimensión filológica, bibliográfica y editorial. Recibe esta rotonda, esta casa enorme. Ella la habita, la limpia, la organiza, continúa con la estructura y esto le da fortaleza. Era una persona de gran fortaleza, por eso digo que tenemos a la maestra, la arquitecta y también de cierto modo, la empresaria, pero también a la escritora dedicada a la poesía”, apuntó Castañón.