- Este 15 de agosto se cumplen 80 años de la muerte del célebre escritor, cuya obra literaria se ubica en la corriente naturalista
- Alternó su carrera diplomática con la dramaturgia, la autobiografía y la novela
Federico Gamboa, personaje que alternó la creación literaria con su actividad diplomática, cultivó la dramaturgia, la autobiografía y la novela, siendo este último género el que lo llevaría a la fama con la obra Santa, de la que se han hecho numerosas ediciones y ha sido llevada al cine y la televisión.
Este 15 de agosto se cumplen 80 años de la muerte de Gamboa, a quien se le considera el seguidor en México de la escuela literaria naturalista de los escritores franceses Émile Zola y los hermanos Goncourt, quienes buscaban a través de su narrativa explicar las causas de los males sociales y ubicaban a sus personajes en situaciones extremas.
La publicación de Santa en 1903 fue apreciada por la crítica, que encontró en ella “plasticidad de estilo y maestría”. Sin embargo, la historia sobre el drama de la joven seducida y abandonada que busca refugio en un burdel fue posteriormente criticada por su tendencia moralizadora y edificante.
La famosa novela lleva hasta la fecha seis adaptaciones para el cine y varias para teatro, así como una para la televisión en 1978. Anteriores a Santa son las novelas cortas del libro titulado Del natural (1888) y las narraciones largas Apariencias (1892), Suprema ley (1896) y Meditaciones (1899); posteriormente escribió Reconquista (1908) y La llaga (1910).
Su incursión en el teatro fue con las obras La última campaña, Divertirse, La venganza de la gleba, A buena cuenta y Entre hermanos. En el rubro de memorias destacan Impresiones y recuerdos (1893) y varios volúmenes con el título genérico de Mi diario. De forma póstuma, gracias a la investigación y recopilación de José Emilio Pacheco, se publicaron otros dos libros de estos Diarios en1995 y 1996.
Gamboa, cuya trayectoria diplomática lo llevó a desempeñarse como delegado en la Conferencia de Derecho Internacional Marítimo (Bruselas, 1909), embajador de México en España (1910-1911), secretario de Relaciones Exteriores (1913), además de ocupar diversos cargos en Argentina, Brasil y Estados Unidos, ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua como miembro de número en 1909; fue el 2° ocupante de la silla XVII y director del organismo a partir del 10 de julio de 1923, después de José López Portillo y Rojas.
Además, ejerció la docencia en la Escuela Libre de Derecho, en la cual impartió la cátedra de derecho internacional público y en la Escuela Nacional Preparatoria dio clases de literatura castellana.
También fue maestro en la Facultad de Altos Estudios, después llamada Filosofía y Letras (UNAM), en la que impartió las asignaturas de literatura española e hispanoamericana de los siglos XVI, XVII y XVIII; literatura castellana contemporánea y literatura mexicana. En 1935 la UNAM le concedió el grado de doctor honoris causa.
Tras su fallecimiento en 1939, la fama y prestigio de Federico Gamboa se vio opacado por la irrupción de la llamada novela de la Revolución Mexicana, representada por Arturo Azuela y Martín Luis Guzmán.