- Falleció el curador y traductor que trabajó la ilustración y el collage, a partir de publicaciones impresas y objetos
- Desde 1993 radicaba en Oaxaca en compañía de su esposa, la también artista y editora Susana Wald
El poeta chileno Ludwig Zeller (1927-2019) falleció debido a un infarto este jueves en Oaxaca, donde residía desde 1993. El escritor cultivó la poesía y estuvo ligado al movimiento surrealista y al grupo de la Mandrágora en su país natal.
Artista plástico, curador, traductor, trabajó la ilustración y el collage, a partir de publicaciones impresas y de objetos, pero la poesía fue lo que más le interesó desde niño.
Su búsqueda de libertad en la creación trascendió las fronteras y los formatos de producción artística convencionales, factor que lo vinculó al surrealismo y a las corrientes vanguardistas.
En 1952 fue curador en la Galería de Artes Plásticas del Ministerio de Educación de Chile, trabajo que le permitió estar en contacto con otros poetas del grupo Mandrágora, entre ellos Enrique Gómez-Correa y Braulio Arenas, y algunas personalidades ligadas al surrealismo, como Humberto Díaz-Casanueva.
En los años setenta abandonó Chile y se instaló en Toronto, Canadá. A partir de 1993 eligió el estado de Oaxaca, en México, como lugar de residencia.
En 2007 se le dedicó el Festival Internacional Chile Poesía y en 2015 se le rindió un homenaje en el 24º Encuentro Internacional Hacedores de Palabras, en el que se destacó su poesía como un espacio mágico y ritual donde pueden ocurrir encuentros maravillosos y suceden las más diversas metamorfosis. El propio Ludwig Zeller decía que la verdadera poesía subsiste a través de los siglos y lo importante era crear una cosa que fuera absolutamente precisa.
En una entrevista para la revista Literatura y Lingüística, de Santiago de Chile, el poeta comentó: “Creo que se escribe con todo el cuerpo, lo digo honestamente. Al crear una imagen, también se crea con todo el cuerpo. Es cierto que uno emplea las manos para dibujar o que tenga otra técnica para recordar imágenes, pero siento que hay una vibración en todo el cuerpo cuando se da. No es la palabra, la inspiración, sino que hay algo, una cosa tan fuerte, que uno lo siente hasta en la planta de los pies. Son las cosas esenciales”.
El poeta y ensayista Armando González Torres destacaba como una de sus obras vitales el poema Mujer en sueño (1975), “de largo aliento donde se celebra el amor en todas sus facetas: el enamoramiento súbito, el erotismo, el magnetismo animal, la calentura, las leyes de la atracción, la belleza, la crueldad, en fin, todas las facetas de ese sentimiento”.
Entre sus obras están Los elementos (1953), Preguntas a la médium y otros poemas (2009), Encuentros oníricos (2012), El embrujo de México (2003), Imágenes en el ojo llameante (1999), Los engranajes del encantamiento (1996), Río Loa, estación de los sueños, novela (1994), Salvar la poesía, quemar las naves (1998) y Ludwig Zeller, a Celebration (1987).
En enero pasado participó en la exposición Poesía en expansión, en el Museo de Bellas Artes de Santiago, compuesta por 40 obras de poetas ligados a las artes visuales, como Vicente Huidobro, Nicanor Parra, Braulio Arenas, Juan Luis Martínez, Claudio Bertoni y Raúl Zurita. En 2010 se presentó su mayor muestra en Chile titulada Ludwig Zeller, el retorno al oasis, integrada por 66 collages, cinco caligramas y tres libros ilustrados, en el Espacio Arte Abierto de Fundación Itaú y en el Centro Cívico de Las Condes.
Vivía con su esposa, la también artista y editora Susana Wald. Se conocieron a mediados del siglo pasado, cuando él era curador en la Galería de Artes Plásticas y le propuso montar una exposición con su obra. En 1968 ambos crearon la revista Casa de la Luna e impulsaron varias exposiciones en Chile, Canadá y México.