- El Tigre, como se le conoce en el ámbito literario, cumple 90 años este 14 de julio
- La obra del también narrador, ensayista y melómano, ha sido reconocida con diversos galardones nacionales e internacionales
Con una trayectoria literaria de más de 60 años que le han valido numerosos reconocimientos, entre ellos la Medalla de Oro Bellas Artes en 2009, entregada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), el poeta Eduardo Lizalde El Tigre cumple 90 años este 14 de julio.
El propio autor se ha definido a sí mismo como “un poeta y cazador de tigres, pero sólo en los libros”. El también narrador y ensayista considera a la poesía como “una especie de bomba de tiempo; a la larga, los más inéditos y desconocidos autores, si son importantes, sobreviven y pasan a la celebridad”.
Y éste es el caso del propio Eduardo Lizalde, cuya obra abarca medio centenar de títulos que comenzaron con La tierra de Caín, 1956; La mala hora, 1956; Odesa y Cananea, 1958; La cámara, 1960; Luis Buñuel. Odisea del demoledor, 1962; Cada cosa es Babel: poema, 1966.
Con El tigre en la casa, Premio Xavier Villaurrutia 1970, alcanzó el mayor reconocimiento en la poesía mexicana y le abrió las puertas de numerosos galardones con los que se reconocería su prolífica obra, además de obtener el Nacional de Poesía Aguascalientes, Internacional Alfonso Reyes, Internacional de Poesía Federico García Lorca y, el más reciente, el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2016.
Es considerado el poeta vivo más importante de México y uno de los más notables en lengua española. En alguna ocasión comentó que la poesía era considerada la muñeca fea, la desvalida entre las literaturas, pero ahora es mucho más leída que en épocas anteriores. “Se edita mucho más ahora que a principios de siglo en México y en todo el mundo, y tiene la característica de sobrevivir a otros géneros con más potencia, con potencia impredecible, como la narrativa o el ensayo”.
Con estudios de filosofía y literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y de música en la Escuela Superior de Música, la pluma de Lizalde también ha desarrollado otros géneros narrativos y temas como la ópera.
Entre sus principales títulos destacan La zorra enferma (1974),Tabernarios y eróticos, 1989; Eduardo Lizalde de bolsillo, 1991; Otros tigres (1995); Tablero de divagaciones I, 1999; Rosas y otros tigres, 1999; Tablero de divagaciones II, 1999; Las huellas del tigre, 2000; La ópera ayer, la ópera hoy, la ópera siempre: antología de crónicas, 2004; Nueva memoria del tigre, 2005; A la caza del tigre (antología personal), 2007; Almanaque de cuentos y ficciones: 1955-2005, 2010; El vino que no acaba: antología poética 1966-2011, 2012; El tigre en la casa y otros poemas, 2014.
Con Enrique González Rojo y Marco Antonio Montes de Oca creó el grupo del poeticismo. Más tarde desarrolló una poética personal a través de un lenguaje dotado de cierta ironía y elementos coloquiales. Octavio Paz destacó tres elementos esenciales en la poesía de Lizalde: precisión, limpieza e ironía.
Eduardo Lizalde ha sido profesor de Literatura española, mexicana y latinoamericana en la FFyL de la UNAM; director de Radio Universidad; director general de Medios Audiovisuales de la SEP; subdirector de publicaciones del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; director general de la Compañía Nacional de Ópera del INBAL; director de la Biblioteca de México José Vasconcelos, y presidente del PEN Club de México (1988-1994).
Ha colaborado en diversas publicaciones, entre ellas El Gallo Ilustrado, El Nacional, El Semanario Cultural de Novedades, La Cultura en México, La Letra y la Imagen, Letras Libres, México en la Cultura, Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México y Vuelta, entre otras.
Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991; y de la Fundación Guggenheim, 1984, y es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, como creador emérito desde 1994.
En el homenaje que se le rindió en la Academia Mexicana de la Lengua, con motivo de sus 90 años, el poeta, melómano, divulgador de la cultura musical y protector del legado bibliográfico, agradeció conmovido las intervenciones de sus colegas y leyó un poema inédito sobre la vejez, titulado De senectute.