- Domingo 7 de julio a las 12:00 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes
- Mariana Ozuna acompañará a César Cañedo en una lectura dramatizada a cargo de Dana Aguilar y Héctor Hugo Peña
Con un lenguaje dinámico que transmite la liricidad de lo doméstico y lo familiar, Sigo escondiéndome detrás de mis ojos, poemario ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2019, será presentado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes el 7 de julio, a las 12:00, por su autor César Cañedo, y Mariana Ozuna, acompañados por Dana Aguilar y Héctor Hugo Peña, quienes realizarán una lectura dramatizada.
“En mi libro me interesa mostrar, por un lado, el destino que traigo marcado en el ADN, que es un destino familiar, social y económico, y las posibilidades emocionales que tiene el hombre de vivirlo. Eso es mi búsqueda ahora con la poesía: transmitir emociones y verdades profundas con lo cotidiano, lo sencillo y lo claro”, explicó César Cañedo.
En las páginas de este libro, el lector encontrará voces que se desdoblan constantemente en la propia voz del autor, forma que quiso intentar para hablar de los temas que le interesan. “Me parece que el reto del poeta es ponerse en los zapatos emocionales de otras personas, de otras realidades, como un acto de empatía y de respeto. Eso también fue mi propósito, transmitir la intención de ser padre, de ser una mujer, un niño, una niña y cómo estamos conectados en miedos, en silencios y en abrazos”.
Los primeros intentos de César Cañedo por escribir fueron en El Fuerte, Sinaloa, de donde es originario. Al cursar la secundaria tuvo contacto con clases de literatura y fue a partir de ahí que se interesó por la poesía. “Primero escuchar el ritmo de la poesía me atrapó mucho. Empezaba a escribir tímidamente para sacar esos sentimientos adolescentes que uno trae muy a flor de piel”, comentó.
No fue sino hasta que llegó a la Ciudad de México cuando comenzó a escribir en forma, después de haber estudiado la licenciatura de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se graduó también como maestro en Letras Mexicanas y doctor en Letras. Fue así como empezó a escribir sus primeros libros, como Loca (demencia asociada al VIH), con el que ganó el Premio Nacional de Poesía Joven Francisco Cervantes Vidal 2017.
En 2016, César Cañedo publicó Inversa memoria y Rostro cuir, poemarios en los que reconoce sus influencias literarias. “Pienso que cuando uno empieza a hacer poesía se agarra de los poetas que están atrás, con los que te sientes identificado, y de ahí empiezas a caminar hasta que te sueltas y empiezas tu camino.
“Mis primeros libros tienen que ver mucho con homenajes, parodias, con las lecturas que en ese momento para mí fueron muy fuertes. Por supuesto está Borges de pronto o Abigael Bohórquez con este juego del lenguaje, con estos experimentos, con todo el norte, con toda la sexualidad, con toda la disidencia y la política. También es un momento personal en el que me identifiqué y busqué hacer esa clase de poesía”, agregó.
En sus primeros libros hay un estilo literario cercano al neobarroco y al juego con el lenguaje, senda que asegura haber tomado inconscientemente porque necesitaba una forma para expresarse y escribir. Fue como una primera prueba para hacer poesía, influenciado por su gusto hacia escritores que juegan y experimentan con el lenguaje y desde ahí se manifiestan de manera contundente.
Los temas que aborda en sus libros hablan de situaciones que en la sociedad actual siguen siendo tabú para algunas personas, como el erotismo homosexual. Para él es importante desafiar por medio de su poesía y hablar abiertamente, sin importar que algunas veces su poesía sea etiquetada como “literatura gay”.
Comentó que le gusta la idea de ser frontal y de “recordarnos que los tabús siempre van a estar, aunque aparentemente de pronto surjan más derechos y garantías. Prefiero mil veces no etiquetar al hablar de literatura o de poesía porque justamente es poesía y cualquiera puede entrar.
“Puedo hablar de la poesía en general, pero considero que es importante que haya gente que lo estudie, que quiera pensarlo desde ahí, pero no etiquetarlo, porque el riesgo de las etiquetas es que te pueden reducir o limitar, o volverlo como un reto o un género pequeño para poca gente; justamente la idea es que sea para todos”, concluyó.