- La obra de quien fuera subdirector general del INBAL ha sido traducida a diversos idiomas
El escritor y académico mexicano Arturo Azuela, autor de novelas como El tamaño del infierno (1973), Un tal José Salomé (1975), Manifestación de silencios (1979), La casa de las mil vírgenes (1983), El don de la palabra (1985) y Estuche para dos violines (1994), es recordado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL) en el 81 aniversario de su nacimiento.
“La cultura mexicana es muy poderosa; es híbrida y con sincretismos, y si algo nos puede salvar es ella, la cultura. Por eso es necesario rescatarla, renovarla y darla a conocer constantemente”, decía Arturo Azuela, quien nació en la Ciudad de México el 30 de junio de 1938 y falleció el 7 de junio de 2012, también en la capital mexicana.
Se desempeñó como escritor, matemático, historiador, profesor y promotor cultural. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y catedrático en varias universidades de México, América Latina, Estados Unidos y Europa.
Narrador y ensayista, fue heredero de una gran vena literaria. Realizó estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde obtuvo los grados de licenciado, maestro y doctor en Historia, así como maestro en Ciencias.
Desde 1958 ejerció la docencia en su alma mater. Fue profesor de Introducción al pensamiento científico, Historia de la ciencia y Europa moderna en la Facultad de Filosofía y Letras, y de Matemáticas y Física en la Escuela Nacional Preparatoria y en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Ingeniería. Además, impartió clases en otras instituciones, como la Universidad Autónoma de Puebla, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Iberoamericana y la Universidad de las Américas.
En México desempeñó puestos directivos y académicos. Fue subdirector general de Bellas Artes y titular de la Dirección de Literatura del INBAL, director de la Revista de la Universidady presidente de la Asociación de Escritores de México y de la Confederación Latinoamericana de Escritores.
Obtuvo premios como el Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores, por El tamaño del infierno, y el Bellas Artes de Novela José Rubén Romero, por Manifestación de silencios. A comienzos de 2000, el INBAL le rindió homenaje por su trayectoria literaria en el Palacio de Bellas Artes.
“La aportación de Arturo Azuela a las letras mexicanas es un costumbrismo trascendente que retrata de forma perfecta la moral social del país y la nostalgia de los provincianos que viven en la Ciudad de México”, resumió, a un año de su muerte, el desaparecido poeta y periodista Hugo Gutiérrez Vega.
El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, su compañero integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, considera que “fueron muy numerosas sus publicaciones sobre ediciones críticas, sus antologías, su historia de la ciencia y sus textos de ensayos históricos, científicos y literarios, así como sus biografías.
“Pero fue en sus novelas y cuentos donde su genialidad creadora encontró espacios muy importantes dentro de la gran literatura mexicana a nivel internacional. Por eso han sido reditadas en varios países de habla española y traducidas al ruso, polaco, búlgaro, inglés, portugués, neerlandés, alemán, rumano, francés e italiano”.
La escritora Martha Cerda dice, por su parte, que “la mayor aportación de Arturo Azuela a las letras mexicanas fue su perspectiva de la historia de México, resultado de sus múltiples facetas, entre las que destacan la de músico y matemático, que le dieron más universalidad a su obra”.