• Este reconocimiento se entrega desde 1973, cuando lo recibió Jorge Luis Borges

El escritor bonaerense Alberto Manguel, ganador del Premio Internacional Alfonso Reyes 2017, tiene en las letras y en las humanidades, como el autor regiomontano, una vía de realización personal y la oportunidad del encuentro con el otro.

Sobre este galardón, el actual director de la Biblioteca Nacional de Argentina refiere en entrevista: “Ante todo, me da vergüenza. Kafka decía que tenía una pesadilla donde a un maestro lo elogiaban en clase y de pronto un alumno lo señalaba con el dedo y lo acusaba de mentiroso y falsario. Yo siento que esto va a ocurrir en cualquier momento. La gente en la premiación se va a parar y va a decir: ‘Desenmascárenlo porque él no es así’”, dice entre risas el también traductor y crítico literario. “No sé si lo merezco y esto no es falsa modestia, pero estoy muy contento” y profundamente agradecido, agrega.

 

Este premio está organizado y patrocinado por la Secretaría de Cultura a través del Instituto Nacional de Bellas Artes, la Sociedad Alfonsina Internacional, el Gobierno del Estado de Nuevo León por medio del Consejo para la Cultura y las Artes, la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Tecnológico de Monterrey, la Universidad de Monterrey y la Universidad Regiomontana. Se entrega desde 1973, cuando lo recibió Jorge Luis Borges.

 

A lo largo de su historia, el galardón ha reconocido a figuras como Marcel Bataillon, André Malraux, George Steiner e Ignacio Bosque, entre otros. “Mi nombre en la lista tiene algo de ridículo. Lo acepto, pero con la mayor humildad posible y con el reconocimiento de que estos fueron unos grandes maestros y siguen siéndolo. No soy uno de ellos”.

 

Al ser un galardón fincado en la figura de Reyes, quien aportó su gran talento al campo de las humanidades, Manguel reflexiona sobre la influencia del Regiomontano universal en él y también sobre los años en los que supo de su existencia.

 

“En mi adolescencia fue cuando descubrí a Alfonso Reyes gracias a los elogios de Borges. Me encontré con una inteligencia grandísima. Hay ensayistas que desarrollan sus ideas y parecen requerir un vocabulario y una sintaxis muy complejas. Alfonso Reyes, en cambio, es un escritor cristalino. A veces un lector distraído puede pensar que la llaneza de la escritura de Reyes refleja una cierta superficialidad, lo cual es absurdo.

 

“Reyes es tan complejo como Octavio Paz, pero en otro registro. Es ese el Reyes con el que puedo dialogar: el ensayista. Siento que puedo dialogar con sus ideas. Pero, por supuesto, también con el poeta, el autor teatral. Recuerdo una puesta en escena de Ifigenia cruel que me impresionó mucho. Y la narrativa también. Y la obra de traductor. No olvidemos esa obra. Borges la elogiaba.

 

“La inteligencia es siempre vigente. Lo que está de moda envejece rápidamente, de la mañana a la tarde. Alfonso Reyes tiene un diálogo con nosotros como lo tuvo con el mundo antiguo, con el indígena de las Américas, y continúa hasta hoy, cuando él habla del poder épico del lenguaje y nos dice que la literatura no se disocia de la persona. Es una idea en Platón y en los últimos escritos de autores contemporáneos”.

 

La relación de Manguel con México ha sido larga y fructífera, no solo porque es un invitado indispensable en las ferias del libro más importantes de nuestro país, sino además porque la literatura mexicana lo ha influido desde sus inicios como escritor y lector.

 

“México para mí es un país muy querido, complejo y multifacético que siempre me da material para el pensamiento desde mi adolescencia, cuando empecé a descubrir a escritores mexicanos en la colección del Fondo de Cultura Económica, a todos esos grandes: Rulfo, Fuentes, Amparo Dávila, en fin: todos los que nos hacían ver que la literatura latinoamericana tenía una riqueza extraordinaria que no dependía de ciertas influencias europeas.

 

  

“Me daban un entendimiento de la realidad, que es lo que hace la literatura siempre. Yo no puedo concebir el mundo sin Juan Rulfo, Salvador Elizondo, Arreola o Fuentes, que para mí es la encarnación del escritor épico, y sin autores contemporáneos como Alberto Ruy Sánchez, Juan Pablo Villalobos o Guadalupe Nettel… hay tantos”.