- Su ingrediente principal es la brevedad
- Aldo Flores Escobar y Javier Perucho acompañarán al autor
- El martes 17 de enero a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia
“La brevedad es alma del ingenio”, dice el epígrafe del texto con el que Armando Alanís introduce a su último libro de microrrelatos Coitus interruptus, el cual presentará el martes 17 de enero a las 19:00 en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia. La Coordinación Nacional de Literatura (CNL) del Instituto Nacional de Bellas Artes invita a la charla sobre la narrativa breve entre Aldo Flores Escobar, Javier Perucho y el autor.
El escritor Jesús de León Montalvo explica en la contra portada que las ficciones mínimas de este volumen dejan al lector con ganas de más, de ahí el nombre. Coitus interruptus es un libro breve, dividido en tres secciones cuenta con 34 páginas. Los capítulos Quién, Cuándo y Cómo integran textos que surgen de la reflexión, el ejercicio y la experimentación. Armando Alanís explicó a la CNL que estas tres partes corresponden a tres momentos de cualquier cuento o ficción: quién lo hizo, cuándo lo hizo y cómo lo hizo.
“Es un libro breve que contiene una serie de brevedades que son cuentos muy cortos, de pocas líneas. Muchas de las minificciones que aparecen en Coitus interruptus las publiqué en una primera edición en Twitter y Facebook. Después seleccioné las que me parecieron mejores, las revisé y corregí para su publicación en este volumen; otras fueron escritas expresamente para el libro. Poco a poco, a lo largo de un par de años, las minificciones se fueron haciendo por sí solas conforme me fui tropezando con ellas en la calle”, compartió el autor.
Para Alanís, la brevedad es difícil de conseguir y requiere de cierta decoración y ambientación, así como de un humor corrosivo, de fantasía, de misterio y de un juego con el lenguaje. “Escribir una minificción es endiabladamente difícil, porque es más fácil extenderse para ir explicando y contando poco a poco un cuento, para eso se necesita de más espacio y la minificción requiere tan solo de unas cuantas líneas”, dijo el escritor.
“La brevedad incluso va un poco en contra del modo de ser de los mexicanos, porque tendemos a ser muy rolleros, nos extendemos, damos explicaciones, a veces no solicitadas; mientras que en una minificción no hay tiempos para rodeos, se va directamente al punto, como un dardo envenenado que pega en el blanco. Una de mis ficciones se llama Epitafio y consiste en una sola palabra: Volveré. La mayoría de las minificciones de este libro son muy breves, la más extensa no llega a la página, muchas son de dos, tres, cuatro líneas. Busqué la brevedad extrema”, agregó.
La palabra “minificción” fue empleada en un inicio por Edmundo Valadés en su revista El Cuento, en donde Armando Alanís publicó su relato El refugio de la araña. El narrador coahuilense publicó sus primeros microrrelatos en un diario de Saltillo, su ciudad natal. Entre su obra publicada se encuentran los libros de narrativa breve, cuento y novela: La mirada de las vacas (1994), Fosa común (2008), Alma sin dueño (2003), La vitrina mágica (2007), Las lágrimas del Centauro (2010) y Narciso el masoquista (2015).
“Coitus interruptus es mi tercer libro de minificciones, viene en camino un cuarto y probablemente un quinto. Espero con esos cinco libros cerrar el ciclo de las minificciones. No quiere decir que vaya a dejar de escribirlas, pero también me interesa escribir cuentos más largos, aunque no tanto, porque tengo una tendencia hacia la brevedad. Soy de ese tipo de norteños que son hombres de pocas palabras”, resaltó.