- Presentó sus antologías Tres puntos cardinales: poesía, novela, teatro y Mil nombres propios. En las planas de El Universal, sobre el autor veracruzano, en el Museo de la Ciudad de México
Rafael Solana fue un gran escritor del siglo XX, uno que nos legó una enorme cantidad de páginas dignas de pasar a la historia de la literatura mexicana, aseveró el investigador Claudio R. Delgado.
Entrevistado con motivo de la presentación, la noche del jueves 13 de agosto, de sus antologías Tres puntos cardinales: poesía, novela, teatro y Mil nombres propios. En las planas de El Universal, sobre el autor veracruzano, dijo que, a un siglo del nacimiento de Solana, sus contribuciones a la cultura mexicana son inmensas.
- Presentó sus antologías Tres puntos cardinales: poesía, novela, teatro y Mil nombres propios. En las planas de El Universal, sobre el autor veracruzano, en el Museo de la Ciudad de México
Rafael Solana fue un gran escritor del siglo XX, uno que nos legó una enorme cantidad de páginas dignas de pasar a la historia de la literatura mexicana, aseveró el investigador Claudio R. Delgado.
Entrevistado con motivo de la presentación, la noche del jueves 13 de agosto, de sus antologías Tres puntos cardinales: poesía, novela, teatro y Mil nombres propios. En las planas de El Universal, sobre el autor veracruzano, dijo que, a un siglo del nacimiento de Solana, sus contribuciones a la cultura mexicana son inmensas.
Sostuvo que Solana “es un escritor polifacético que abordó todos los géneros literarios: empezó como poeta; continuó como cuentista, dramaturgo y novelista, y concluyó como cronista teatral. Por eso digo que su cultura es renacentista, ampliamente vasta”.
En el Museo de la Ciudad de México, donde se llevó a cabo la presentación de los volúmenes y una mesa redonda, Delgado relató: “Cuando hizo un prólogo para un libro que editaría el Fondo de Cultura Económica (FCE), Solana buscó en México los libros del autor en francés, pero al no encontrarlos decidió hacer un viaje a Francia solamente para localizar esas publicaciones y escribir el prólogo. Fue una excentricidad de Rafael Solana, pero retrata al hombre ávido de saber”.
Como Jorge Luis Borges, Solana siempre se ufanó de los libros que leyó y no de los que escribió. “A la edad de 15 años leía cien libros al mes. De ahí se desprende que haya sido un hombre verdaderamente increíble, poseedor de una cultura que le aportó a la literatura varias cosas, entre ellas el humor”.
Agregó que Solana, a diferencia de lo que se cree, no tiene influencias de Juan José Arreola. “Mientras el autor de La feria era más localista, el fundador de la revista Taller ubicó sus textos en Francia, Alemania o Italia y tocó temas diversos, como la música y la ópera. No hay otro escritor mexicano como Rafael Solana”.
Otros aspectos a destacar de Solana son que como novelista, junto con Luis Spota y Carlos Fuentes, aportó un estudio y una visión de la Ciudad de México, y como dramaturgo, se definió “como un gran renovador del teatro, porque subió el humor a escena en forma de crítica”.
Señaló Delgado que, como periodista, Solana “destiló miles y miles de litros de tinta”, al grado de que, a mediados del siglo pasado, él mismo aseguraba que había escrito alrededor de 50 mil textos. “Yo calculo que durante toda su vida escribió más de 100 mil”. A ello habría que añadir 33 obras de teatro, 22 libros de cuentos, nueve novelas y nueve poemarios.
A pesar de ello, aún quedan textos inéditos de Solana. Entre ellos está la obra de teatro El décimo Fausto, que próximamente publicará el FCE, y su primera novela, El envenenado, que forma parte de la trilogía La educación de los sentidos, y la cual aparecerá con un epígrafe, las notas y el diario que Solana llevó durante el desarrollo de la obra.
Explicó que en esa novela, donde los protagonistas pretenden leer en los otros su forma de ser y de pensar, fue escrita bajo la influencia de André Gide y, en cierta manera, por el estudio psicoanalítico que hizo Freud acerca del comportamiento de las personas y su forma de desenvolverse dentro de la sociedad, incluida su famosa interpretación de los sueños.
Respecto a El décimo Fausto, apuntó que está basada en el personaje literario de Goethe, aunque desde un punto de vista diferente: “Fausto se arrepiente de haber hecho un pacto con Mefistófeles y su nieta le pide a este que lo rompa para que el sabio pueda morir y descansar en paz. Con esta obra, Solana crítica las formas de ver y entender la juventud frente a la vejez”.