• Una novela introspectiva y subjetiva acerca de un hombre viejo y misántropo
  • “Quien se anime a leerla experimentará de alguna forma lo que es andar en los zapatos incómodos del protagonista”, dice su autor
  • David Miklos y Guillermo Núñez Jáuregui acompañarán al autor el jueves 13 de julio, a las 19:00 horas, en la Capilla Alfonsina del INBA

 

En su novela El uranista Luis Panini se sumerge en la introspección, la fragilidad y el misterio de un hombre viejo y misántropo cuya afición son los rompecabezas y los hombres jóvenes hermosos.

 

Dicho libro se presentará al público el jueves 13 de agosto a las 19:00 horas en la Capilla Alfonsina (Benjamín Hill 122, colonia Hipódromo Condesa), en un acto organizado por el Instituto Nacional de bellas Artes (INBA), con los comentarios de David Miklos y Guillermo Núñez Jáuregui, acompañando al autor regiomontano.

  • Una novela introspectiva y subjetiva acerca de un hombre viejo y misántropo
  • “Quien se anime a leerla experimentará de alguna forma lo que es andar en los zapatos incómodos del protagonista”, dice su autor
  • David Miklos y Guillermo Núñez Jáuregui acompañarán al autor el jueves 13 de julio, a las 19:00 horas, en la Capilla Alfonsina del INBA

En su novela El uranista Luis Panini se sumerge en la introspección, la fragilidad y el misterio de un hombre viejo y misántropo cuya afición son los rompecabezas y los hombres jóvenes hermosos.

Dicho libro se presentará al público el jueves 13 de agosto a las 19:00 horas en la Capilla Alfonsina (Benjamín Hill 122, colonia Hipódromo Condesa), en un acto organizado por el Instituto Nacional de bellas Artes (INBA), con los comentarios de David Miklos y Guillermo Núñez Jáuregui, acompañando al autor regiomontano.

 

Luis Panini comentó que el protagonista de la historia representa “los temores de una sociedad que se rige y se asimila con valores heteronormativos e hiperfálicos”. Desde esa óptica, señaló que el viejo puede ser comprendido por muchos como un “monstruo social”, no por su orientación sino por su preferencia y el “peligro” que ésta representa.

 

“Es injusto porque me parece inaceptable condenar los deseos de una persona. Nunca dejará de existir esa línea delgada entre lo que uno desea y las acciones que finalmente decide tomar, las cuales pueden ser castigadas siempre y cuando ese castigo esté amparado bajo un marco legal”, compartió el entrevistado.

 

Luis Panini (Nuevo León, 1978) calificó a El uranista como “una novela subjetiva e introspectiva”, que ve el mundo desde la perspectiva del personaje.

 

“Quien se anime a leerla experimentará de alguna forma lo que es andar en los zapatos incómodos del protagonista, ya que la mayor parte de la narración sigue las acciones de un solo hombre y, de hecho, una buena parte sucede en su cabeza”, dijo.

 

Otra razón sería “porque la novela puede leerse como una especie de misterio filosófico, una serie de situaciones extrañas que hacen las veces de combustible para alimentar la curiosidad del lector hasta la última línea”. Y por último, porque se trata de una novela subjetiva, que puede tener diversas interpretaciones, incluso contrapuestas, y ese tiende a ser el tipo de textos que más disfruto”.

 

Luis Panini es arquitecto y narrador, autor de Mala fe sensacional (2010) y de relatos que forman parte de Cuentos desde el Cerro de la Silla. Antología de narradores regiomontanos (2010) y Lados B. Narrativa de alto riesgo (2012).

 

El proceso de escritura de El uranista le tomó aproximadamente nueve años: la idea le vino en 2005; escribió la novela entre 2011 y 2012, y la publicó en 2014.

 

Al respecto indicó: “Es muy gratificante cuando le permito a una idea evolucionar de manera más orgánica, con su propio ritmo, olvidarme a ratos de ella para averiguar si algunos meses o años más tarde ese germen primigenio continúa emocionándome. Si es así, empiezo a planear un poco el desarrollo del personaje, las situaciones, las temáticas que me gustaría abordar. Cuando por fin la idea no deja de perseguirme, entonces pienso ya en un tratamiento más serio a nivel literario y estructural”.

 

El novelista regiomontano aclaró, más allá de su gusto por el arte cinematográfico, que en toda su escritura que no es autobiográfica tiende a favorecer narradores omniscientes y la tercera persona: “Me agrada pensar en el narrador no como un personaje más que cuenta la historia, sino como el lente de una cámara que va capturando diversas secuencias, que puede ajustar su lente para hacer que una escena aparezca como ‘fuera de foco’ o sea tan endemoniadamente descriptiva que pueda asimilarse como una imagen en alta definición”, finalizó.

 

 

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