El Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Literatura, lamenta la sensible partida del dramaturgo, promotor cultural, escritor, académico, locutor y periodista  Germán Dehesa, quien murió en su casa de la ciudad de México, el jueves 2 de septiembre de 2010.

 

Luego de informar públicamente, el pasado 25 de agosto, en su columna Gaceta del Ángel del periódico Reforma, que le había sido diagnosticado cáncer terminal, el periodista y dramaturgo expresó en la misma que mientras continuara con vida, seguiría “meneando la pluma”, con el anhelo de vivir más años que los pocos meses fijados por los médicos.

“No me estoy despidiendo. Yo espero que falte mucho para que ocurra algo tan ingrato. Como en el teatro, esto apenas es la primera llamada, primera”, escribió en el artículo del que hablara sobre su enfermedad y profiriera el amor a la vida.

 

El Instituto Nacional de Bellas Artes, por medio de la Coordinación Nacional de Literatura, lamenta la sensible partida del dramaturgo, promotor cultural, escritor, académico, locutor y periodista  Germán Dehesa, quien murió en su casa de la ciudad de México, el jueves 2 de septiembre de 2010.

 

Luego de informar públicamente, el pasado 25 de agosto, en su columna Gaceta del Ángel del periódico Reforma, que le había sido diagnosticado cáncer terminal, el periodista y dramaturgo expresó en la misma que mientras continuara con vida, seguiría “meneando la pluma”, con el anhelo de vivir más años que los pocos meses fijados por los médicos.

“No me estoy despidiendo. Yo espero que falte mucho para que ocurra algo tan ingrato. Como en el teatro, esto apenas es la primera llamada, primera”, escribió en el artículo del que hablara sobre su enfermedad y profiriera el amor a la vida.

 

En referencia a esta enorme pérdida, la escritora Ángeles Mastreta declaró: "Quise y quiero a Germán Dehesa, tanto, que apenas se ha ido y ya lo estoy extrañando. Germán Dehesa contaba la vida, --la temible y ardua vida diaria--, exponiéndose con ironía, con la íntima convicción de que los detalles, las penas, los pequeños secretos, la esperanza de un ser humano dispuesto al riesgo de mostrarse sin tregua, sin tamiz, sin indulgencia, con humor, podían ayudar a otros, ayudarnos, a reconocer en nuestras diarias trifulcas, el valor de estar vivos. Que la belleza nos acompañe, fue siempre el deseo, la búsqueda y el consejo de Germán. La belleza hemos de buscar en su recuerdo y nuestra herencia.


"La audacia de Germán era no perdonarse, no esconder, no negarnos en qué andaba su misterioso corazón. Y al hacerlo acompañarnos a buscar la verdad en lo nuestro. Sin duda el fervor de su lucidez será una compañía siempre. La mirada con que fue capaz de volver trascendente lo pequeño, de pelear por la bondad de lo verdadero, por la belleza como un delirio al que tenemos derecho, son la herencia sin alardes que nos quiso dejar. Para tomarla estamos. Habrá que hacerse de un valor como el suyo. Y de un terca alegría, como la suya. Y de una voz original y bien amada, como la suya".

Por su amor y trabajo a las letras, el arte y la cultura, el pasado 31 de agosto, Germán Dehesa fue reconocido por el Club de Industriales. Días antes, 11 de agosto, le fue otorgada la condecoración como Ciudadano Distinguido de la ciudad de México. Por su "combinación imaginativa" al sintetizar el idioma español con el habla popular de México, recibió en 2008, de manos del Rey de España Juan Carlos I, el premio de periodismo Don Quijote.

 

Germán Dehesa nació en México, D.F., el 1 de julio de 1944. Estudió Ingeniería Química en la Universidad Nacional Autónoma de México. Asimismo estudió la carrera de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras, donde impartió clases de literatura desde 1966.

 

 

Dehesa fue profesor invitado en la Universidad de Texas, en Estados Unidos; colaborador de las revistas: Arquitecto, Cambio, Cartapacios, la columna Gaceta del Ángel del periódico Reforma. Asimismo escribió artículos para El Financiero, El Norte (Monterrey), Espectacular, Este País, Mural (Guadalajara), Novedades y Turismundo, entre otras.

 

 

Publicó La vida y sus dientes, Fallaste corazón, La música de los años, Hablan los amorosos (recopilación de textos en homenaje a Jaime Sabines), No basta ser padre, Los PRIsidentes, La familia (y otras demoliciones), ¡Qué modos! Usos y costumbres tenochcas; Viajero que vas y escribía la que sería su primera novela: Libro para iluminar.

 

 

Germán Dehesa escribió hasta el último hálito: “Voy terminando. Este artículo y sólo este artículo. Yo tengo que guardar reposo por algunos días, pero muy pronto volveré a vestir mi uniforme azul y oro y a sembrar el pánico por todas las canchas de la República. Ahí me los encontraré. Mañana nos vemos. ¿Entendido?”