*** Este libro hecho de los pasos pone en práctica de una concepción de la poesía como una escritura individualizada y personal

 

*** Presentación: domingo 3 de abril de 2011, a las 12:00 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Entrada libre. Ciudad de México

 

 

Con la publicación de la obra Dime dónde, en que país, Marco Antonio Campos arriba a nuevo puerto para expandir así su largo y productivo periplo poético. El libro, compuesto por 26 poemas en prosa y una fábula, se presentará el  domingo 3 de abril de 2011, a las 12:00 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con la participación de Francisco Hernández y el autor.

 

 

En esta ocasión, la poesía de Campos se muestra como invitación a un viaje reflexivo por el pasado, la memoria y sus procesos. La duda reflexiva es quizá la marca más visible de los textos de Dime dónde, en qué país, los cuales se presentan en su conjunto como una gran pregunta por el sentido de la infancia, la juventud, el amor, el deseo, lo dejado atrás, la vocación literaria y la labor del poeta.

 

*** Este libro hecho de los pasos pone en práctica de una concepción de la poesía como una escritura individualizada y personal

 

*** Presentación: domingo 3 de abril de 2011, a las 12:00 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Entrada libre. Ciudad de México

 

Con la publicación de la obra Dime dónde, en que país, Marco Antonio Campos arriba a nuevo puerto para expandir así su largo y productivo periplo poético. El libro, compuesto por 26 poemas en prosa y una fábula, se presentará el  domingo 3 de abril de 2011, a las 12:00 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con la participación de Francisco Hernández y el autor.

 

En esta ocasión, la poesía de Campos se muestra como invitación a un viaje reflexivo por el pasado, la memoria y sus procesos. La duda reflexiva es quizá la marca más visible de los textos de Dime dónde, en qué país, los cuales se presentan en su conjunto como una gran pregunta por el sentido de la infancia, la juventud, el amor, el deseo, lo dejado atrás, la vocación literaria y la labor del poeta.

 

Dime donde, en qué país, explica el autor: “es más un libro de preguntas sobre la vida en general y la vida que uno vivió, es una obra que pretende ser a la vez un libro lírico y reflexivo”. La necesidad de formular una reflexión vasta sobre la complejidad de la existencia, es lo que lleva en esta ocasión al poeta a incursionar en la prosa poética: “se trata de un libro de poemas en prosa porque permiten con más facilidad decir lo que uno piensa y manejar varios temas a la vez”, explica.

 

 

Dime dónde, en qué país, le valió al autor el XXXI Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla, España, el cual se suma a las distinciones internacionales que su obra le ha merecido, como la Medalla Presidencial Pablo Neruda, otorgada por el Gobierno de Chile, en 2004; el Premio Casa de América 2005, por su libro Viernes de Jerusalén; el Premio del Tren Antonio Machado 2008, por su poemario Aquellas cartas y el Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde, por el conjunto de su obra. También obtuvo el premio Xavier Villaurrutia de escritores para escritores en 1992, por su Antología personal.

 

 

En los poemas en prosa de Dime dónde, en qué país, Marco Antonio Campos ofrece un conjunto de postales a manera de memorial de sus visitas a Mazatlan (sic), San Cristóbal, Granada, Buenos Aires, Madrid y algunos lugares de Bélgica, con lo cual reelabora la crónica de viajes que ha cultivado en libros anteriores como Recuerdo de Buenos Aires de 1995, De paso por la tierra, de 1998 y El señor Mozart y un tren de brevedades de 2004.

 

 

Sobre la vocación de viajero plasmada en su escritura, Marco Antonio Campos, considera a Dime dónde, en qué país, como un  libro hecho de pasos y explica: “Es para mí más fácil escribir viajando que estando en la ciudad en que vivo, como es la ciudad de México. Yo diría que es un libro que se ha escrito menos con palabras que con pasos, con los pasos que lo llevan a uno por los paisajes y las ciudades”.

 

 

Así, la mirada retrospectiva del autor se vuelve en Dime dónde, en qué país, una meditación sobre el camino recorrido y su sentido, por ello, en  los textos que lo componen, el autor pregunta “el que ha viajado sin reposo ¿sabe en verdad de dónde vino y a dónde irá?”

 

 

En medio del camino de la vida, el poeta de Dime donde, en qué país hace un alto para mirar hacia atrás y evaluar el camino recorrido, pero en el balance la duda es irremediable y la voz poética lamenta: “Quizá sólo he escrito de hechos y personas que no he acabado de entender… Tarde me dí cuenta que las cosas de valor no lo eran tanto y que las preguntas sencillas guardan a veces más secretos que las grandes respuestas”.

 

 

Sobre la propuesta de una poética que responde preguntando, Marco Antonio Campos, señala que ésta surge como una actitud ante un mundo caótico y ambiguo. “Quise dejar una serie de preguntas, porque las preguntas a veces son más penetrantes que las respuestas, porque en el mundo hay cosas que no tienen respuesta. El mundo es a menudo plural, caótico y ambiguo, entonces requiere de este tipo de respuestas, que se hacen mejor preguntando”.

 

 

En medio de las reflexiones formuladas por la voz del poeta, en el libro surge una constante reflexión sobre la naturaleza de la poesía y de otras artes, como la fotografía, la pintura y la música. Si en el caso de la poesía la reflexión se acentúa, como señala Campos, ello obedece a que tales reflexiones son sus “respuestas sobre lo que es la poesía, pero hechas a base de preguntas”.

 

 

La sencillez aquí proclamada –y reclamada– cristaliza en la escritura de Marco Antonio Campos como una sencillez compleja, según apunta Eduardo Lizalde en la presentación del libro. El estilo de la prosa poética de Dime dónde en qué país, es cálido como las calles de Granada, ardoroso como las jóvenes que pasean en Mazatlan (sic), pero sobre todo, mansamente fluido y ligero como las aguas del río Escalda, lugares todos descritos en el libro.

 

 

La sencillez de estilo es apenas aparente, pues ella cubre sagazmente una intrincada red de referencias a la poesía culta y a la lírica popular de la lengua española, presente esta última en el recuerdo de canciones, como aquella que dice “Cuando el hombre/ toma sus licores/ es que sus amores lo van a olvidar”.

 

 

Dime dónde, en qué país invita a recorrer de la mano del autor sus lugares entrañables, pero sobre todo, los nombres de aquellos que han poblado su vida. La constante mención de nombres propios y singulares, explica Campos, es primero un homenaje a la amistad, pero es, además, la puesta en práctica de una concepción de la poesía como una escritura individualizada y personal.

 

 

“Creo que la poesía –explica el autor-- debe tener nombres propios, porque eso individualiza a los poetas y hace más concretas las referencias. Ahora bien, a esas referencias concretas deben dársele, dentro del poema, nueva vida. Tengo una distancia con la poesía más abstracta, porque me parece como intercambiable, las experiencias pudieron ser de cualquiera, nunca vemos a los hombres ni a las mujeres ni al mundo en general, es una poesía, por lo demás, aburridísima”.

 

 

Como parte del cúmulo de preguntas sobre la poesía, en uno de los poemas de Dime dónde, en qué país, se formula la interrogante “Te pregunto, ¿es difícil decir algo nuevo en un tiempo en que los poetas no saben ya cantar?”.

 

 

Sobre el pasaje, Campos aclara que no se trata de una certeza, sino de un cierto lamento por la progresiva pérdida de la poesía como un canto. “Un tiempo donde los poetas no saben ya cantar, se refiere a la poesía como canto, que se ha perdido mucho en la poesía occidental. Desde hace unos 50 años se ha perdido más, no quedan los Huidobro, los Vallejo, que cantaban”. El canto, apunta, fue esencial para los trovadores del Renacimiento y los poetas españoles de los Siglos de Oro.

 

 

En suma, el nuevo libro de Marco Antonio Campos es, como el título de uno de los poemas, “El regreso del regreso” de aquel que ha viajado profusamente por el mundo, por el amor y el deseo, por la poesía y el arte, pero ahora, en algún lugar, hace una pausa en la senda para rememorar lo dejado atrás.

 

Y sin embargo, en Dime dónde, en que país no todo es nostalgia y los poemas son aderezados con la sátira mordaz de la anunciada fábula: “James Énsor en Palacio Nacional”, la cual está trazada como feroz retrato de la clase política mexicana. Plena de actualidad, “la fábula” es un desfile de esperpentos de todos colores, en ella vemos al “hipopótamo sexagenario con formación de cristero” que se “mete a las páginas de una fábula de Monterroso”; luego viene el “ex líder estudiantil con la manga izquierda de la camisa desarrapada” que carga un maletín rebosante de billetes, incluso aparece un roedor barbudo que “estuvo a punto de ser Presidente, pero luego le dio por ser perforista de códigos jurídicos y roer leyes para que mamíferos como él roben del erario lo que quieran y no vayan a la cárcel.”

 

 

Marco Antonio Campos (ciudad de México, 1949) poeta y cronista, ha cultivado el ensayo y la narrativa. Ha sido profesor de literatura en la UIA (1976-1983); lector huésped de las universidades de Salzburgo y Viena (1988-1991); profesor invitado de Brigham Young University (1991) en las universidades de Buenos Aires y La Plata (1992) y la Universidad de Jerusalén (2003); jefe de redacción de Punto de Partida; director en dos épocas de Periódico de Poesía, investigador del Centro de Estudios Literarios del IIFL de la UNAM y coordinador del Programa Editorial de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.

 

 

Su obra poética se compone de los títulos Muertos y disfraces (1974); Una seña en la sepultura, (1978); Hojas de los años 1970–79 (1981); La ceniza en la frente (1989); Poesía reunida (1997); Los adioses del forastero (2002); Viernes en Jerusalén (2005)  y Ningún sitio que sea mío (2006). El también promotor cultural e impulsor del Premio Poetas del Mundo Latino, ha traducido la obra de Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, André Guide, Roger Munier, entre otros.