*** Presentan en Museo Mural Diego Rivera la nueva entrega de la Revista Deriva, dedicada al poeta michoacano
*** Ramón Martínez Ocaranza goza de una singularidad en su forma de hacer poesía que la convierte en “sutil y absolutamente brutal”, considera el director de la publicación, José Francisco Zapata
En 1982 murió el poeta michoacano Ramón Martínez Ocaranza, dejando como legado una importante obra poética cuya rasgo distintivo es denunciar y a la vez iluminar con su luz una negra realidad “defectuosa, que está mal estructurada”, como aseguró el también poeta y crítico Enrique González Rojo.
Este miércoles 11 de mayo a las 19:00 horas, en el Museo Mural Diego Rivera será presentado el número 21 de la revista Deriva, que dedica esta edición a la difusión de la singular obra de Ramón Martínez Ocaranza.
*** Presentan en Museo Mural Diego Rivera la nueva entrega de la Revista Deriva, dedicada al poeta michoacano
*** Ramón Martínez Ocaranza goza de una singularidad en su forma de hacer poesía que la convierte en “sutil y absolutamente brutal”, considera el director de la publicación, José Francisco Zapata
En 1982 murió el poeta michoacano Ramón Martínez Ocaranza, dejando como legado una importante obra poética cuya rasgo distintivo es denunciar y a la vez iluminar con su luz una negra realidad “defectuosa, que está mal estructurada”, como aseguró el también poeta y crítico Enrique González Rojo.
Este miércoles 11 de mayo a las 19:00 horas, en el Museo Mural Diego Rivera será presentado el número 21 de la revista Deriva, que dedica esta edición a la difusión de la singular obra de Ramón Martínez Ocaranza.
La presentación tendrá la participación de los actores José Canchola, Javier Corea, Jorge Sandoval y Valeria Ponzonelli y del grupo musical Moby Dick, quienes unirán sus talentos para realizar una lectura dramatizada de la poesía de Ramón Martínez Ocaranza.
Con más de diez años de existencia, la revista Deriva decidió dedicar esta entrega a la obra de Ramón Martínez Ocaranza pues a pesar de que su poesía ha sido poco difundida, sobre todo porque nunca perteneció a algún grupo literario, es “un poeta único en la poesía mexicana del siglo XX”, como afirma Enrique González Rojo en el ensayo que abre el número. “Ramón Martínez Ocaranza no tiene un origen artístico, directamente de ninguna de las escuelas, tendencias o generaciones poéticas de nuestro país”, afirmó el mismo González Rojo.
Ramón Martínez Ocaranza siempre vivió en provincia y durante los años sesenta eso representaba estar aislado de los principales grupos culturales que se movían en la capital de país y de su padrinazgo, lo que representó su falta de reconocimiento.
Al respecto, el director de Deriva, José Francisco Zapata, define a Ramón Martínez Ocaranza como un poeta de alto nivel dentro de las letras mexicanas, poeta que sin embargo, agrega, “ha sido obviado por todo el sistema cultural”. La diferencia entre la poesía de Martínez Ocaranza frente a otros escritores mexicanos, apunta Zapata, es una singularidad que la lleva a convertirse en una poesía ‘sutil y absolutamente brutal’”, apuntó.
Una muestra de la sutil brutalidad de Ramón Martínez Ocaranza quedó plasmada en el poema “Introducción proteica”, incluido en la selección que presenta Deriva: “Todos los manicomios están locos./ Del uno al cien. Del cien al infinito./ Cada loco se comunica de su propia cueva./ Cada cueva se comunica de su propio loco./ Que no hay cueva que no se comunique de su imagen./¿Quién es ese que va comunicándose de fuego por todo su camino?”
En voz de sus escasos lectores y críticos, Ramón Martínez Ocaranza fue un escritor de ensayos y poesía que se caracteriza por mostrar ese lado oscuro y patológico del ser. En su obra existe una constante que habla de la imposibilidad de no encontrar el sentido de la vida, al igual que una convicción de que la realidad en general la encontramos enferma. “Que es defectuosa. Que está mal estructurada”, dice Enrique González Rojo en el ensayo sobre la obra del poeta, incluido en este número de Deriva.
La selección presentada por Deriva de la obra de Ramón Martínez Ocaranza incluye poemas pertenecientes a sus libros Elegía de los triángulos y Patología del ser, libros en los cuales, como lo dice Orlando Guillén en otro de los ensayos incluidos en la revista, el poeta nos enfrenta con “la plenitud abigarrada y sucia del entusiasmo y la maldición a partir de dos abismos de la cultura: el prehispánico y el occidental cuasi primitivo”.
La presentación de este número contará con la participación de actores que leerán poemas de Ramón Martínez Ocaranza en medio de sonidos de guitarra para después darle paso a la banda de blues Moby Dick.
Deriva es una revista “tridimensional de poemas y otros verbos” con más de diez años de trayectoria en los cuales se ha especializado en publicar números dedicados a diversos temas, entre los que se han abordado la suerte, la guerra, el amor, entre otros, con la participación diversos autores. Deriva cuenta con una versión digital, en la dirección http://deriva.galeon.com
Ramón Martínez Ocaranza (Jiquilpan de Juárez, Michoacán, 1915- Morelia, Michoacán 1982). Es autor de los poemarios Al pan, pan y al vino, vino (1943); Ávido Amor (1944); Preludio de la muerte enemiga (1946); Muros de soledad, publicado en dos partes, la primera en 1952 y la segunda en 1992; De la vida encantada (1952); Río de llanto (1955); Alegoría de México (1959); Otoño encarcelado (1968); Elegía de los triángulos (1974); Elegías en la Muerte de Pablo Neruda (1977) y Patología del Ser (1981). La obra que se ha publicado posterior a su muerte es La Edad del tiempo, 1985; Vocación de Job, 1992, perteneciente al volumen El libro de los días, 1997; y una autobiografía publicada en 2002.