El museo es como una esponja, siempre necesita trabajo y recursos: “Lamentablemente, sobre todo en los estados, a los museos locales no se les da la importancia que se merecen, pero afortunadamente las gentes que trabajan por la cultura, en cualquiera de sus manifestaciones, somos como una aplanadora y a pesar de todos los obstáculos hacemos las cosas. Y, aunque la promoción cultural se sostiene sobre todo en el entusiasmo de quienes la realizan, las instancias gubernamentales deberían voltear hacia este trabajo”.

En ese contexto, Miriam Kaiser considera que una labor pendiente en la promoción cultural es desterrar la idea de que la cultura es gratuita, a la cual se le considera apenas como un adorno y, por tanto, se asume que el trabajo del promotor, del artista o del investigador no ha de pagarse.

Las autoridades piensan que la cultura es gratuita: “No piensan que si vamos al súper tenemos que pagarlo y no podemos decirle al cajero: pues fíjese que no me pagaron, entonces no tengo con qué pagarle, como sí se les dice constantemente a quienes trabajan por la cultura”, lamenta.

Además de haber sido directora del Palacio de Bellas Artes y la Sala Siqueiros, Kaiser participó en la asesoría para crear el Museo Nacional de Arte (Munal), el Museo de Arte Moderno, el Museo de Arte de Sinaloa, el Museo del Antiguo Colegio de San Ildefonso, el Museo del Instituto Mexiquense de Cultura y la Pinacoteca Universitaria de Colima. A cada una de estas instituciones, Miriam Kaiser ha dado un poco de su vida y ellos le han dado mucho, el amor que por ellos siente, es tal, que se niega a responder si tiene algún favorito.

“¡No, no puedo decir si alguno es mi favorito! Es como si me preguntarán cuál es mi hijo favorito. A todos los amo, estoy muy cerca de muchos de ellos y no puedo decirlo. Mi Palacio es mi Palacio, pero el Munal es el Munal, en fin, no puedo decir que alguno sea más favorito que otro. A todos les he dado lo mejor de mí y me han dado mucho, entonces, no puedo hablar de favoritismos”, declara en entrevista.

Finalmente, reivindica la necesidad de asistir a los museos, aún en la era digital en la que muchas instituciones ofrecen las llamadas visitas virtuales. La posibilidad de conocer una obra a través de la pantalla de la computadora es mera información, pero advierte que eso no sustituye a la experiencia vital que es estar frente a la obra de arte.

“Estar delante de una obra de arte, de repente verla y sentir esas mariposas en la panza, es fundamental. Lo virtual es importantísimo y llegó para quedarse, pero es sólo información. El goce de enfrentar la obra de arte, de estar en una sala de conciertos, de acceder a una obra de teatro, tener un libro en las manos, sentirlo, olerlo, esa relación con el creador en sus distintas manifestaciones, no puede darlo una máquina”, concluye.

Asimismo, ha sido asesora para la creación de varios museos en diversos estados de la República Mexicana: Museo de Arte Moderno de Toluca, el de Arte de Sinaloa, la Pinacoteca Universitaria de Colima, el de Arte de Nuevo Laredo “José Reyes Meza”, principalmente. A través de los Institutos de Cultura de distintas regiones del país, ha coordinado numerosas exposiciones colectivas e individuales.

Escribió un libro infantil junto con la maestra Ana Zagury, referente al coleccionismo titulado De chácharas y otras cosas, que ganó el concurso para integrar las bibliotecas de aula, de la Secretaría de Educación Pública.