·         Ruda por naturaleza: la crítica literaria en nuestros días, título de la mesa

·         Participan Gabriel Wolfson, Eve Gil y Mauricio Salvador

·         Miércoles 30 de noviembre, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

Con el fin de analizar el papel de la crítica literaria en nuestros días, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) organiza la mesa de debate Ruda por naturaleza, en cuya próxima  sesión participarán los escritores Gabriel Wolfson, Eve Gil y Mauricio Salvador, el miércoles 30 de noviembre a las 19:00 horas en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, con entrada libre.

 

Este ciclo que impulsa la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, pone de relieve el que la crítica es considerada “ruda”, sobre todo cuando es inteligente, cuando señala yerros y propone caminos alternos hacia el hallazgo estético; cuando cuestiona el estado en que se encuentran las letras de un gueto, de un estado o de un país. Estas y otras consideraciones animan esta charla que será completada con un diálogo con el público.

 

Mauricio Salvador es el director y editor de la revista en línea Hermano Cerdo, la cual dedica un espacio importante a la crítica literaria y estipula los requerimientos que deben cumplir las colaboraciones en este rubro: rechazar las críticas donde se utilicen adjetivos como “importante, grande, excepcional, excéntrico, maravilloso, interesante, raro, único, valioso, capo, maldito”, etcétera.

 

De la advertencia de los editores se infiere el repudio de una crítica literaria que se limita a emitir adjetivos, pues, como señala Mauricio Salvador, el equipo de la revista concibe a la crítica literaria sobre todo como una actitud y una toma de posición frente a los libros.

 

Por ello, advierte en entrevista: “Creemos que cuando se usan estos adjetivos, lo que se está haciendo es renunciar a una toma de posición. Para nosotros es muy importante adoptar una actitud práctica, creemos que los libros están aquí como en la vida diaria y no necesariamente deben pertenecer exclusivamente al limbo de cierta élite.
“Por ello, si los libros son parte de nuestra vida diaria, nuestra actitud frente a ellos, como frente a muchas otras cosas, es muy práctica, por eso creemos que al hacer crítica literaria podemos hacerlo con un lenguaje ni especializado ni académico, pero que no se reduzca a adjetivos que sirvan para vender”.

 

Para este narrador y editor, la función de la crítica literaria no debe ni ensalzar ni condenar; su tarea, afirma, es dar noticia de la existencia de obras y autores que pueden ser relevantes para los lectores.

 

Sobre el consumo de la crítica como género literario, Mauricio Salvador considera que siempre existe el riesgo de que ésta se leída sólo por otros críticos o escritores, como una forma de endogamia, pero considera que el reto es que esos juicios críticos rebasen el reducido mundillo literario y sean asequibles a un público más amplio.

 

“La crítica literaria debería de hacer entendible a un público más amplio ciertas maneras de juzgar o ciertas maneras de apreciar las obras literarias recientes”, afirma, y agrega que un papel fundamental en ese sentido, lo están jugando actualmente las tecnologías de la información, pues desde las revistas que se editan en internet o los blogs de autor, es posible una mayor circulación de la crítica literaria.

 

Este fenómeno --explica Mauricio Salvador-- está dinamitando los espacios cerrados desde donde tradicionalmente se ejercía la crítica, como suplementos culturales o revistas. Gracias a los nuevos espacios digitales se ofrece “una manera muy fresca de acercarse a los libros. Puede no ser una crítica académica en el sentido estricto, pero aun así es una manera de relación con los libros”.

 

Como explica el editor de Hermano Cerdo, uno de lo efectos benéficos de este nuevo modelo de ejercer la crítica, es la posibilidad de ampliar su espectro al permitir establecer un diálogo entre lector y autor.

 

“Desde las publicaciones en línea se está dando voz a las quejas de los lectores. Creo que la mayoría de los libros prometen muchas cosas, pero no siempre se cumplen y los lectores siempre están dispuestos a creer una vez más. Los nuevos medios nos están proporcionando la posibilidad de que los lectores tengan una voz y una opinión sobre esas posiciones críticas”, concluye.

 

Mauricio Salvador reside en la Ciudad de México, donde escribe para diversas revistas. En 2011 publicó El hombre elástico y otros cuentos. Es el director y editor general de la revista en línea Hermano Cerdo (http://hermanocerdo.anarchyweb.org/).

 

Gabriel Wolfson (Puebla, 1976) es narrador, ensayista y crítico, licenciado en Literatura por la Universidad de las Américas, y doctor en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca. Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri 2003, es autor del libro de cuentos Ballenas (2004), del ensayo Muerte sin fin: el duro deseo de durar (2001), así como del volumen de varia invención Clown / Las rutas de Pascual (en coautoría con el fotógrafo Jorge López Vela, 2003) y Caja (2007).

 

Eve Gil (Hermosillo, Sonora, 1968) es narradora, ensayista y periodista cultural. Estudió Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora. Ha colaborado en diversas publicaciones de circulación nacional. Entre los premios que ha recibido por su obra están Premio La Gran Novela Sonorense 1993 por Hombres necios y el Premio Nacional de Cuento Efraín Huerta 2006 por Sueños de Lot, entre otros. Es autora de La reina baila hasta morir (2008) y de las novelas Hombres necios (1996), El suplicio de Adán (1997), Réquiem por una muñeca rota (Cuento para asustar al lobo) (2000); Cenotafio de Beatriz (2005) y de Sho Shan y la dama oscura (2009). En ensayo ha publicado Jardines repentinos en el desierto (2007) y en poesía Raíz y canto (1995).