- “Todos los personajes de los textos que llamamos sagrados son eso: personajes, es decir, representaciones de un carácter humano”, Raquel Castro
- Participan Raquel Castro y Erika Mergruen
Basado en el conocido ensayo de Virginia Woolf, el Instituto Nacional de Bellas Artes invita al comienzo de su nuevo ciclo “Una habitación propia”, que en esta ocasión nos ofrece El misterio de J, una tesis que especula sobre Yahvé (Jehová) cuya figura literaria fue inventada por una mujer. En esta mesa de diálogo participarán Raquel Castro y Erika Mergruen.
Esta actividad realizada por la coordinación Nacional de Literatura será el 20 de marzo, a las 19:00 horas, en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.
El primer autor de la Biblia hebrea fue la figura denominada El Yahvista o J por los teólogos del siglo XIX; la “J” procede de la manera en que los alemanes escriben la palabra hebrea Yahvé o Jehová en inglés, el resultado de un antiguo error de transcripción.
El crítico literario Harold Bloom especula sobre una base puramente interna y subjetiva, pues dice que J bien pudo haber sido una mujer de la corte del rey Salomón, un lugar de sofisticada cultura, considerable escepticismo religioso y gran complejidad psicológica.
De acuerdo con Raquel Castro, J fue autora de lo que actualmente conocemos como Génesis, Éxodo y Números, pero lo que ella escribió fue censurado, revisado o distorsionado por una serie de redactores a lo largo de cinco siglos, y culmina con Ezra o uno de sus seguidores en la época del exilio babilonio. Estos revisores eran sacerdotes y escribas culturales, que quedaron escandalizados por la libertad e ironía con la que J retrató a Yahvé.
El Yahvé de J es humano: come y bebe, suele perder los nervios, se regocija en sus propias maldades; es celoso y vengativo, proclama su justicia mientras constantemente elige a sus favoritos, y se convierte en un caso grave de ansiedad neurótica cuando extiende su bendición, que hasta entonces recaía solo sobre una élite, a toda la comunidad israelí.
La saga de J concluye cuando Yahvé, con sus manos, entierra a su profeta Moisés en una tumba sin nombre, tras negarse a que los prolongados sufrimientos del líder de los israelitas tenga más recompensa que un atisbo de la “tierra prometida.”
La obra maestra de J es su relato sobre la relación de Yahvé y Moisés, una narración que está por encima de la ironía o la tragedia, y que va de la sorprendente elección de un profeta reacio por parte de Yahvé, hasta su intento injustificado de asesinar a Moisés, y las subsiguientes penalidades que afligen tanto a Dios como a su instrumento.
“Todos los personajes de los textos que llamamos sagrados son eso: personajes, es decir, representaciones de un carácter humano”, comentó Raquel Castro en entrevista. “Esto no quiere decir que los textos no puedan o deban ser objeto de la fe religiosa, además de serlo, son también obras literarias.”
Se pueden criticar muchos de los juicios de Harold Bloom, afirma Castro, pero una gran virtud de su pensamiento es su insistencia en ver esos libros sagrados como literatura, apreciar su belleza sin que sean parte de nuestra fe y reflexionar en torno a ellos.
Raquel Castro (Ciudad de México, 1976) es escritora, guionista, profesora y promotora cultural. Dentro del equipo del programa Diálogos en confianza de Once TV ganó en dos ocasiones el Premio Nacional de Periodismo. Ha colaborado también en programas educativos y en revistas como Luvina, Castálida, Rock Bottom, 24xsegundo, Guardagujas y Sputnik, en las que ha publicado cuentos y artículos sobre literatura, tecnología y música. Narraciones suyas aparecen en las antologías Antes de que las letras se conviertan en arañas (2007), Códices en el asfalto (2010), Así se acaba el mundo (2012), Más de lo que te imaginas (2012), Bella y brutal urbe (2013) y Morrissey y los atormentados (2013).
En 2012 obtuvo el Premio de Literatura Juvenil Gran Angular con Ojos llenos de sombra, su primera novela. Tiene una columna semanal en el sitio LadoBe.com.mx y su propia bitácora en www.raxxie.com