hora de junio de carlos pellicer

  • Los escritores Evodio Escalante, Jorge Ruiz Dueñas, Dionicio Morales y José Homero participaron en la charla, en el marco del 85 aniversario de su publicación

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), recordaron este domingo los 85 años de la publicación del libro Hora de junio (1937), considerado uno de los más representativos dentro de la obra del poeta Carlos Pellicer, mediante una charla en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Los escritores Evodio Escalante, Jorge Ruiz Dueñas, Dionicio Morales y José Homero, moderados por el subdirector de Literatura y Autores de la CNL, Felipe Vázquez, ahondaron en la relevancia histórica y cultural de esta obra; la cual, coincidieron, marcó un parteaguas en la creación del autor de Colores en el mar y otros poemas (1921), al dar paso al amor, el desamor, el erotismo y la divinidad dentro de su obra.

Dionicio Morales, poeta tabasqueño al igual que Pellicer, con quien trabajó de forma cercana y directa en su obra, señaló que para el sonetista y autor de Piedra de sacrificios; Seis, siete poemas y Oda de junio (1924), el mes de junio -que actualmente cobija la celebración del Día Mundial del Orgullo LGBT+, en honor a la lucha de esta comunidad, de la cual Pellicer formó parte-, siempre fue de suma importancia y así lo hizo evidente en sus letras.

“La primera noticia que tenemos en la poesía de Carlos Pellicer sobre el mes de junio viene en su primer libro de poemas publicado en 1921, titulado Colores en el mar; la segunda alusión está en la sección de poemas no coleccionados, y escrito en 1922, titulado precisamente Junio”, explicó.

En este sentido, Evodio Escalante describió Hora de junio como la obra cenital de Carlos Pellicer, pues consideró que fue escrito en la cúspide creativa del autor, a quien se refirió como el mejor sonetista que tuvo México en el siglo XX.

Agregó que Pellicer escribió cerca de medio millar de sonetos, contó con gran habilidad y soltura dentro de esta estructura poética que en su momento fue prueba de fuego para los autores de la época, con lo que escapó a la rigidez “en la que incurren a veces hasta los grandes poetas”.

Asimismo, indicó que en Hora de junio, Pellicer -a manera de editor de un filme- regaló al lector “un ramillete de 15 sonetos que conforman una sola pieza, y que el autor fue alternando con otras composiciones diversas”, por lo que dichos poemas que en apariencia están aislados, en realidad “son parte de una sola composición que el lector debe descubrir por sí mismo, a fin de restituir íntegramente su sentido”.

En su oportunidad, Jorge Ruiz Dueñas, quien abordó la obra de Pellicer desde el análisis de su significado realizado a partir de un artículo publicado por Juan Pellicer López en la revista Iberoamericana, indicó que “no se descifró hasta entonces la crisis sentimental del poeta”, ya que “la crisis del significado, el poeta la explica con significantes.

“Carlos Pellicer -que además fue catalogado por muchos como un autor meramente paisajista- cubrió pudorosamente ante la opinión pública esa vida secreta a la que alude García Márquez, en una época en la que la experiencia homoerótica era poco visible, hasta la publicación de este libro”, agregó.

Sobre esto, Ruiz Dueñas agregó en entrevista: "Pellicer fue un poeta creador de formas y estilos. Dejó en sus libros una especie de museografía, representación de la vanguardia literaria y de amor personal que metió en un cofre de folios, porque la sociedad no estaba preparada para ello”.

En tanto, el poeta, crítico literario y periodista cultural José Homero comparó a Hora de junio con la figura cíclica que Pellicer creó en el momento más alto de su carrera. “Es una espiral, una figura que cita muchas veces Pellicer en su obra, donde él se encuentra en su mejor momento y además gracias al amor carnal se puede dar comunión con el amor divino”.

Remarcó que parte de la importancia de la obra radica en la dualidad que encierra y que enriquece la variedad literaria del escritor.

“Debemos considerar que se trata de un libro central. Es tanto un libro solar, como oscuro, a manera de un díptico. Por una parte se despliegan los poemas sobre la naturaleza; por el otro, los poemas del amor carnal”, enfatizó.

La titular de la CNL, Leticia Luna Aguilar, agradeció la participación de los ponentes y subrayó la importancia de Hora de junio, al cual calificó como “uno de los libros más representativos de la poesía pelliceriana, contemporáneo de Nostalgia de la muerte, de Xavier Villaurrutia (1938), y de Muerte sin fin, de José Gorostiza (1939), obras fundamentales de la poesía de la primera mitad del siglo XX mexicano”.