Federico Campbell

  • En el marco del 80 aniversario de su natalicio, Rosina Conde, Carmen Gaitán, Federico Campbell Peña y Vicente Alfonso rindieron homenaje al periodista y editor

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura (CNL), realizó un homenaje virtual al novelista y ensayista Federico Campbell a 80 años de su nacimiento (1 de julio, 1941).

La escritora y editora Rosina Conde relató que conoció a dos “Federicos”, uno antes y otro después de que el autor de Transpeninsular (2000) conociera a su esposa Carmen Gaitán: “Federico fue mi mentor porque me inicié como correctora de estilo con él (en Proceso). Luego me fui a Tijuana y él me mandaba los ejemplares de La Máquina de Escribir”. 

La también dramaturga detalló que “el segundo Federico” surgió al casarse, ya que pasó de ser un hombre taciturno a uno muy alegre, seguro de sí mismo y elegante.

Editor y periodista

Para la directora del Museo Nacional de Arte, Carmen Gaitán Rojo, quien estuvo casada con el autor de Tijuanenses (1989) y Post scriptum triste (1994), expresó que lo conoció en 1985 durante una celebración de la revista Proceso donde él le ofreció las memorias del líder sindical Fidel Velázquez: “Siendo editora era la oportunidad de tener una publicación que no se había hecho”.  

La exeditora de Océano, Planeta, y Cal y Arena definió al autor como un escritor “inmensamente curioso”, alejado de los reflectores y un gran promotor de escritoras y escritores a través de la editorial que fundó: La Máquina de Escribir: “Tuvo tan buen ojo que algunos de esos escritores son gente de la trayectoria, como Esther Seligson, Margo Glantz, Juan Villoro, Coral Bracho, Carmen Boullosa; muchos de ellos hablan de la generosidad de Federico, que no se autopromocionaba, pero lo hacía con los otros”. 

Federico Campbell Peña, hijo del homenajeado, refirió que además de los 80 años del natalicio de su padre, este año se celebra también el 50 aniversario de Infame turba (1971) que contiene entrevistas a gran parte de la generación de escritores catalanes de la década de los setenta, y los 42 años de Pretexta (1979), obra que narra anécdotas de estudiantes tijuanenses. 

Refirió que como periodista cultural publicó Periodismo escrito (2002), un libro que reeditó la Secretaría de Cultura y que se utiliza en universidades, como la UNAM. 

Textos “tijuanizados”

El poeta Vicente Alfonso detalló que el autor de La clave Morse (2001) y Máscara negra (1995) era proclive a reflexionar sobre la vida de las ciudades y cómo éstas influían en los autores, aunque “su brújula” siempre se dirigía a Tijuana, pese a que él vivía en la Ciudad de México, en Palermo -con su amigo el escritor Leonardo Sciascia- o en Harford, donde hizo prácticas de periodismo. 

“Sus textos se fueron ‘tijuanizando’. Alguna vez nos encontramos en una librería la primera edición de Pretexta, y me decía: ‘La gran diferencia de la primera a la segunda edición es que en la primera los capítulos no están numerados y Tijuana no se menciona; a partir de la segunda he ido metiendo a Tijuana progresivamente’”, concluyó.  

En la ceremonia virtual, la coordinadora nacional de Literatura, Leticia Luna, recordó que el escritor estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en reconocimiento a su obra y trayectoria literaria recibió el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada (2000) y el Premio Nacional de Literatura Letras de Sinaloa (2011), mientras que en 2009 fue nombrado Creador Emérito de Baja California por el gobierno de su estado natal.

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