• Se cumplen 116 años del natalicio del poeta mexicano, autor de Perseo vencido, una novela que escribió en 18 años

Considerado un crisol de la vanguardia literaria del siglo XX por la influencia religiosa y mitológica de su escritura, Gilberto Owen (1904-1952) es uno de los autores menos estudiados por la crítica de la primera mitad del siglo XX. Su legado lírico y prosista se ven diluidos por la dispersión de su obra que, no obstante, ha transcendido a la literatura universal por su alusión constante a la imagen y a la metáfora.

La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, conmemoran este 13 de mayo el 116 aniversario del natalicio del poeta, traductor y diplomático, autor de obras como Desvelo (1926), Novela como nube (1928) y Perseo vencido (1948).

Para la poeta mexicana Roxana Elvridge-Thomas, promotora de la obra de Gilberto Owen en sus talleres y cursos de historia para jóvenes, recuerda que el autor de La llama fría (1925) tuvo en su adolescencia la influencia del simbolismo francés, mientras que en su etapa adulta se vio inmerso en la poesía proveniente de la corriente vanguardista de inicios del siglo XX.

“Tuvo una gran influencia del cubismo y de lo que sucedía en América Latina, porque estuvo en Nueva York, Perú y Colombia, como agregado cultural y diplomático”, afirmó en entrevista la ganadora del Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino (1990), quien invita a las nuevas generaciones a leer su obra en forma detallada.

La autora del ensayo Gilberto Owen. Con una voz distinta en cada puerto (2004), encuentra también influencias bíblicas y mitológicas en el poema más ambicioso de Owen, Sindbad el varado, el cual se incluye en Perseo vencido. “Desde autores semíticos, bíblicos, árabes, de toda la gran tradición de Occidente, él fue un lector voraz. Toda esa influencia confluye en esta obra maestra”, resaltó.

Ponderando al traductor     


Armando Cajero Vázquez, investigador y crítico literario, analizó la labor traductora del autor de Línea (1930) y El Libro de Ruth (1946), en su estudio Traducción y mediación: la obra dispersa de Gilberto Owen (2014). Ahí da cuenta del trabajo interpretativo de Owen con autores como Paul Valéry, Emily Dickinson, Agnes Smedley y Rosso di San Secondo, aunque también menciona sus traducciones “perdidas” de autores franceses, como Arthur Rimbaud, Jules Romains y Claude Roger Marx.

Para Roxana Elvridge-Thomas, los dotes traductores del autor de Poesía y prosa (1953) se gestaron durante su participación en el Teatro Ulises con el grupo de Los Contemporáneos, en el que se encontraban Antonieta Rivas Mercado, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, y su gran amor Clementina Otero, a quien le envió cartas que fueron publicadas por primera vez en 1982 por el INBAL.

Crearon el Teatro Ulises y con estas traducciones del francés y el inglés fueron los primeros que introdujeron el teatro contemporáneo a México, subrayó.

Hijo de padre irlandés y madre mexicana, Gilberto Owen nació el 13 de mayo de 1904 en El Rosario, Sinaloa. Realizó estudios en el Instituto Científico y Literario de Toluca y en la Escuela Nacional Preparatoria de Ciudad de México. Fue diplomático y vivió parte de su vida en el extranjero: Perú, Colombia, y en las ciudades estadounidenses de Boston y Filadelfia, donde falleció el 9 de marzo de 1952.

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