Todo lo sabemos entre todos
Alfonso Reyes
Manuel Toussaint puso la primera piedra en 1938. Construida por el arquitecto Carlos Rousseau el mismo año en que Alfonso Reyes se retira del servicio diplomático y regresa a México, junto con su esposa Manuela Mota de Reyes y su hijo Alfonso Reyes Mota.
Alfonso Reyes ocupará la casa durante veinte años, hasta el día de su muerte estuvo rodeado de sus libros y de sus amigos. Uno de ellos, el escritor español Enrique Díez-Canedo sugirió el nombre de “Capilla Alfonsina” ya que ahí se respiraba un ambiente de paz y tranquilidad.
Para su construcción, el arquitecto Rousseau se basó en un dibujo hecho por Alfonso Reyes. Así describió el Maestro Reyes este pequeño rincón:
“Estas son las líneas que escribo en mi casa, hecha con el esfuerzo de toda mi vida, para dar asilo conveniente a mis libros… ya está aquí el salón especial para recibirlos, de dos pisos con mezanine. Arriba en un volado, estará mi escritorio. Tengo luz cenital, ventanitas alargadas en todos los nichos que dan a la calle, y una gran vidriera al lado de mi escritorio que recorre los dos pisos. No puedo creer a mis ojos”.
En el lugar que Reyes describe, continuó su labor fecunda escribiendo hasta los últimos momentos de su vida.
La casa se constituye por un área de 15 por 8 metros de superficie y 7 metros de alto, dos niveles para libros y objetos. En el techo se observan los domos que dan luz artificial. Asimismo, se puede apreciar que el techo esta reforzado con vigas de acero, donadas a Alfonso Reyes por sus amigos de Nuevo León (Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey). En la parte inferior, en su distribución, hay paredes muy bien definidas para exhibición de cuadros, los mismos que en vida le obsequiaron o compró a sus amigos pintores. La Capilla Alfonsina, en los tiempos de Reyes, fue casa abierta para todos sus amigos, y todos aquellos estudiantes, y personas que querían conocerlo y pedirle una opinión y consejo. Por ella desfilaron personajes de la talla de Martín Luis Guzmán, José Gaos, Julio Torri, Gabriela Mistral, Manuel Sandoval Vallarta, José Vasconcelos, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Ramón Xirau, Pablo González Casanova, por mencionar algunos.
A la muerte de Reyes, Doña Manuelita, su esposa (a quien Reyes conoció cuando era estudiante de leyes), y su hijo Alfonso, se hicieron cargo de la Capilla tratando de mantenerla abierta para preservar la memoria de Reyes. Al deceso de Doña Manuelita, Alfonso hijo, se quedó al frente de la Capilla, hasta que en 1973 el gobierno se hizo cargo, nombrando a la Dra. Alicia Reyes, nieta de Don Alfonso Reyes, Directora de la misma. Desde entonces, la Capilla es Patrimonio Nacional, bajo la tutela de la Dirección de Literatura (hoy Coordinación Nacional de Literatura) del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La Capilla Alfonsina, también Centro de Estudios Literarios, además de difundir y promover la obra de Alfonso Reyes, ha contribuido durante años en diversas actividades culturales: cursos, mesas redondas, conferencias, etcétera.
Dirección electrónica de la Capilla Alfonsina:
Las primeras noticias generales que se tienen del sitio datan de 1526, fecha en la cual la familia Guerrero cedió a los frailes dominicos unas casas con el fin de que las habitaran mientras se terminaba de levantar la iglesia y el convento para su orden en un terreno frente a las mismas.
Hacia el año 1571, la propiedad pertenecía a Juan Velásquez de Salazar, regidor de Nueva España, quien arrendó las instalaciones al Tribunal del Santo Oficio. Entre 1680 y 1695, Juan Montero, Maestro Mayor del Santo Oficio, emprendió algunas obras de reparación, para hacerlo hogar de las beatas. Las sucesivas adaptaciones son obra del Arquitecto Mayor y Veedor del Gremio, Pedro de Arrieta, que han prevalecido hasta nuestros días.
Con el triunfo del liberalismo, el 22 de febrero de 1813 se suprimió el tribunal de la Inquisición, y la Intendencia de la Ciudad de México estableció en este inmueble la Renta de Lotería.
En 1822, el Congreso Nacional que promulgó la Constitución de 1821, decidió honrar la memoria de los héroes caídos en lucha libertaria y recompensar a los que aún sobrevivían. Leona Vicario creyó oportuno solicitar la restitución de una parte de los bienes que le habían sido incautados por las antiguas autoridades virrenales. El Congreso admitió su propuesta y le otorgó la Hacienda de Ocotepec, en Apam, y dos casas en la ciudad de México: la número 10 de la antigua casa de Cocheras, actual Colombia, y la número 37 de Brasil, antigua calle de Los Sepulcros de Santo Domingo. En esta morada Leona Vicario vivió con Andrés Quintana Roo hasta su muerte, ocurrida el 21 de agosto de 1842. Posteriormente, Andrés Quintana Roo abandonó la casa, terminando sus días en el barrio de La Merced.
Guillermo Prieto refiere en Memorias de mis tiempos que, como la casa resultaba adecuada para dividirse en dos partes según la costumbre de la época, Leona y Andrés vivieron en los altos y rentaron la parte baja. Su primer inquilino fue Antonio López de Santa Anna.
Esta casa fue galería de arte, museo de sitio y sede del Centro Cultural Santo Domingo, dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes. En 1991 se fundó en este lugar el Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura, actual Coordinación Nacional de Literatura.
Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia
El Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura abrió sus puertas el 9 de octubre de 2010 con la función primordial de fomentar y estimular la creación literaria y la enseñanza artística.
Ubicado en la colonia Condesa de la Ciudad de México, debe su nombre en honor al poeta, ensayista, crítico de arte y literatura, dramaturgo y director de escena Xavier Villaurrutia (1903-1950).
Considerado como un monumento histórico, refleja el estilo porfiriano propio de la colonia, mezclando un estilo entre neoclásico, ecléctico y arte decó. El inmueble es un ícono de permanencia y belleza que lleva en pie alrededor de 100 años.
El Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia (CCLXV) cuenta con un programa permanente de enseñanza y difusión de las artes literarias; tanto en el área de creación, como en el aspecto informativo, formativo y de apreciación. El CCLXV impulsa programas específicos orientados a la formación de nuevos públicos, así como una serie de acciones académicas e interdisciplinarias encaminadas a la capacitación y profesionalización de diversos sectores de la sociedad interesados en el quehacer literario. Para lo cual, cuenta con tres aulas de enseñanza nombradas en honor a importantes escritoras mexicanas: Aula Elena Garro, Aula Josefina Vicens y Aula Enriqueta Ochoa. Las tres aulas suman una capacidad total de 60 alumnos.
Su programa de formación literaria se diseña a partir de tres criterios: el reconocimiento de la tradición de la literatura universal, la atención a temas sociales relevantes y la inclusión de grupos vulnerables.
De manera complementaria ofrece talleres permanentes de creación literaria especializados en algún género o tema literario específico. Algunos de sus cursos y talleres se ofrecen tanto en la modalidad presencial como en la modalidad en línea a fin de hacerlos accesibles en los estados del país e incluso en el extranjero.
El CCLXV, antes Centro de Lectura Condesa, apoya la tarea de la promoción de la literatura mexicana mediante un área para exposiciones y su íntimo foro, nombrado Esther Seligson.
En el foro se realizan diversos eventos orientados a la difusión del trabajo de creadores, tanto jóvenes como consolidados. Éste es un espacio de expresión de las diversas corrientes y estilos literarios, con un énfasis en la perspectiva de género y la pluralidad incluyente. Su programación busca un equilibrio entre la tradición y la promoción de nuevas figuras, temáticas y géneros. Con este fin, se programan ciclos y eventos vinculados a efemérides significativas, temas de impacto social, y presentaciones editoriales, a través de las cuales se dan a conocer las producciones literarias más recientes.
El CCLXV es también un centro de fomento a la lectura, pues cuenta con dos salas de acceso gratuito: la sala Josefina Hernández y la Sabina Berman, la cual resguarda un acervo bibliográfico especializado en literatura mexicana contemporánea con seis mil títulos. Diseñadas para abstraerse en silencio junto a su variado acervo, en sus salas de lectura, el público en general accede a su biblioteca y, en un ambiente muy íntimo, se da un cercamiento entre lectores y los libros bajo la libertad de ejercer el oficio de escribir, leer, así como reflexionar en torno a tópicos literarios.
Antecedentes.
El Centro de Lectura Condesa surgió en el año de 2006 con el propósito de difundir la obra de escritores mexicanos y promover la creación literaria con actividades dirigidas a niños, jóvenes y adultos. Contó con más de 3 mil 500 libros en su acervo, por lo que fue un lugar de encuentro con la literatura. El gozo por los libros reunió público diverso en torno a talleres, charlas, cursos, diplomados, seminarios, exposiciones de corte literario, lecturas en voz alta y actividades especiales. En un ambiente muy íntimo el Centro ofrecía un acercamiento entre los lectores y los escritores al gozar de la comodidad de sus instalaciones modernas, con cinco salas de lectura diseñadas para abstraerse en silencio en su variado acervo y aulas donde se impartieron talleres de creación poética, narrativa y ensayística, entre otras. El espíritu del Centro de Lectura Condesa ha permanecido en el actual Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia. Te esperamos.
Dirección: avenida Nuevo León 91, Colonia Hipódromo Condesa, Delegación Cuauhtémoc, código postal 06140
Informes: 86475280