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Una infancia junto al fuego de la cocina

Laura Esquivel es novelista, guionista de cine y televisión, dramaturga y educadora. Nació en la ciudad de México en 1950, en una casa cercana a la Escuela Normal de Maestros. “Era un barrio en donde todos los vecinos nos conocíamos y manteníamos una relación muy estrecha. Y de pronto todos comenzaron a emigrar, y esas construcciones maravillosas se fueron deteriorando.”

Dice que su madre y su abuela le heredaron el amor por el arte de la cocina, y su padre el amor por la vida. Empezó a cocinar a los siete años, porque a ella le tocaba preparar las salsas para las grandes comidas de su madre.

“Los primeros años de mi vida los pasé junto al fuego de la cocina de mi madre y de mi abuela, viendo cómo estas sabias mujeres, al entrar en el recinto sagrado de la cocina se convertían en sacerdotisas, en grandes alquimistas que jugaban con el agua, el aire, el fuego, la tierra, los cuatro elementos que conforman la razón de ser del universo.”

De su infancia también recuerda las fiestas del quince de septiembre, para las que su madre preparaba un festejo muy formal, y a Saturnina (Satu), una vieja sirvienta indígena que trabajaba con la familia para irse los fines de semana a Hidalgo a cultivar una parcela, donde lejos de ganar, perdía.

Se formó como educadora en la Escuela Nacional de Maestros y trabajó durante siete años con grupos infantiles. Más tarde fundó el Taller de Teatro y Literatura de la Secretaría de Educación Pública junto con un grupo de amigas y empezó a escribir obras de teatro infantil. Posteriormente hizo guiones para Canal 11 y algunas películas. Estudió teatro con Héctor Azar y fundó el Centro de Invención Permanente (Cápac) donde impartió talleres de teatro, música, radio y pantomima.

Como lectora, admira a Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Umberto Eco, Patrick Suskind, Vicky Baum, Jorge Amado, Elena Poniatowska, Ángeles Mastretta, Carlos Monsiváis, José Agustín y Gustavo Sáinz, así como la novela policíaca de Paco Ignacio Taibo II. Para ella, también “La familia Burrón es un texto fundamental en mi vida, y ha influido considerablemente en mi obra.”

Para ella la mesa y la cama son las principales fuentes de placer. Cuenta que en una ocasión, una periodista danesa le preguntó si acaso las mujeres habíamos luchado tanto para volver a lo mismo: la cocina. “No se trata de volver al pasado. Se trata de regresar a la casa sin verla como un castigo. Revalorizarla”, fue su respuesta.