- “Lo que se hace con el cuerpo sin imaginación es baladí, lo que se hace con la imaginación sin el cuerpo es masturbación”, Hernán Lara Zavala
- Entre sus autores favoritos figuran Boccaccio, Chaucer, John Cleland, Choderlos de Laclos, y Juan García Ponce, entre otros
El escritor pide a la gente que acuda a esta actividad que organiza la Coordinación Nacional de Literatura, y que lo haga con la curiosidad y el interés de profundizar en sus instintos eróticos a través de esa pantalla mágica que es la literatura, porque considera que los libros enseñan a la gente a conocerse, a saber quién es y cómo es, sin dejar de lado que también muestran cómo vivir, sufrir y disfrutar la vida.
Para Hernán Lara Zavala la literatura erótica debe comprenderse como aquella que logra celebrar y enaltecer la vida física, sentimental e imaginativa de los deseos y cuerpos. Es por ello que para él, un relato erótico debe reunir dos condiciones para ser considerado como tal, “que excite la imaginación del lector, que lo caliente, porque responde a un imaginario que llevamos dentro. El otro es que debe estar muy bien escrito, porque si palabra e imagen no cazan, el resultado puede ser patético”, explicó en entrevista.
El narrador, ensayista y editor, aseguró que los creadores pueden prescindir del acto físico en un texto erótico, porque los verdaderos actos eróticos se llevan a cabo más con la imaginación que con el cuerpo, aunque explica que uno y otro son complementarios.
“Lo que se hace con el cuerpo sin imaginación es baladí, lo que se hace con la imaginación sin el cuerpo es masturbación. Lo ideal es la combinación de ambos: cuerpo e imaginación”, argumentó el también traductor.
Al detallar la diferencia entre erotismo y pornografía, indicó que el primero es la evocación del deseo, que, aunque sea consumado o no, siempre trasciende lo meramente incidental, aunque reconoce que los mejores momentos eróticos se dan cuando se llega a la consumación de una tensión erótica. En el caso de la pornografía, dijo que se trata de la descripción detallada de actos sexuales sin “sacralidad” ni sentido ulterior, es decir, se convierte en algo repetitivo, limitado a las escasas posibilidades de acción, sin gracia o imaginación, que a la larga es aburrido.
Aceptó que lo visual es erótico en sí mismo, pero que eso no basta, porque una imagen jamás podrá sustituir la presencia física. En este sentido, acotó, mirar es bello y es erótico, por ello deviene el término del voyeur, que al final es un bello placer inacabado.
Entre sus autores eróticos favoritos, figuran: Boccaccio, Chaucer, John Cleland, Choderlos de Laclos, D. H. Lawrence, Henry Miller, Pauline Réage, George Bataille, James Joyce, Vladimir Nabokov, Jerzy Kosinski, John Updike y Juan García Ponce.
La entrada para la sesión de “Apuntes para una literatura erótica”, es gratuita.
Hernán Lara Zavala (Ciudad de México, 1946) es narrador, ensayista y editor. Estudió la maestría en letras en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, donde fue docente; hizo estudios de posgrado en la Universidad de East Anglia, Inglaterra. Fue director de Literatura en Difusión Cultural de la UNAM (1989-1996); coordinador del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas (1999-2000), coordinador del programa de Posgrado en la FFyL (2000-2001); coordinador general de Difusión Cultural de la Rectoría General de la UAM; gerente editorial del Fondo de Cultura Económica (2001-2002) y director general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM (2002-2004). Fue becario del International Writing Program, Universidad de Iowa, en 1987, y del Consejo Británico, en 1979, 1990 y 1992. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de 1994 a 2000.
Ha recibido las siguientes distinciones: el Premio Latinoamericano de Narrativa Colima para Obra Publicada 1987 por El mismo cielo; el reconocimiento universitario a la Creación y la Difusión de la Cultura 1995; el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares 1995 de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Chihuahua, por su libro Después del amor y otros cuentos; el Premio Orden por la Cultura Nacional 1996 otorgado por el Ministerio de la Cultura de la República de Cuba; la Medalla Yucatán 2008, otorgada por su trayectoria; el Premio Nacional Elena Poniatowska de la Ciudad de México 2009; el Premio de la Real Academia Española 2010 por Península, península y la medalla de oro “Justo Sierra Méndez” 2011 por su trayectoria en la literatura, que le otorgó el Gobierno de Campeche.
Entre su obra se encuentra De Zitilchén (1981), El mismo cielo (1987), El hombre equivocado (1988), Charras (1990), Flor de nochebuena y otros cuentos (1992), Después del amor y otros cuentos (1994), Cuentos escogidos (1997), Cuentos de aquí y de allá (2000), Rumbo a la historia (2001), Muñecas rotas (2002), Cuentos jóvenes (2004), Península, península (2008), y El guante negro y otros cuentos (2010).