Insisten los personajes más cercanos
-El diálogo es un elemento muy ligado a los personajes ¿cómo los construye, presentan las mismas particularides genéricas que el diálogo?
-Yo no siento que construya personajes, yo sólo me dedico a obedecerlos. Un personaje existe a su manera, tiene su vida propia y tu lo que haces es consignarlo y animarlo. Darle los rasgos que le corresponden conforme a su identidad. Uno no debe de imponerse a ellos, si uno los crea es para que sean libres. Sucede lo mismo con las obras, uno las descubre poco a poco, para eso surgen, para enseñarnos un poco más, de ellas, y, por supuesto, de la vida.
-¿Cada personaje llega con su nombre, o el autor los bautiza?
-Pues no sé, a veces nacen ya con su nombre, a veces son una lata y los bautizas tres o cuatro veces. A veces tienes nombres guardados que llega el momento en que los usas. Te juro Juana que tengo ganas, la escribí después de un viaje a Campeche donde viví una aventura muy hermosa, en un terreno que había sido colonizado por Kalkaná, a la orilla de un gran río. Y entre las cosas que me llamaron la atención fueron los nombres de los trabajadores. Tomé de la lista de raya todos los nombres que me gustaron y fueron a dar a la obra: es decir apellidos como Feria, Chi, que es un apellido maya, todos los nombres los saqué de ésta lista de raya y me quedaron muy bien. Son nombres muy curiosos y tienen un timbre de verdad muy fuerte. Hay que buscar un nombre que tenga un timbre de verdad.
-¿Y se acuerda de todos sus personajes, lo visitan, le exigen estar presentes en otro libro, se le cruzan?
-Sólo me sucede con los más cercanos, los más personales. Eso me pasa con los que están en Los huéspedes, que los llevé al teatro en Un vals sin fin por el planeta. Se trata de una familia recurrente, muy parecida a la mía y que todavía puede que se gane algunas otras obras.
-¿Acostumbra corregir aquello que considera errores, cuando la reimpresión se lo permite reescribe sus obras? Le pregunto porque la edición de su obra Las estatuas de marfil tiene varias correcciones.
-No lo pienso. Pero en esa obra sí lo hice, en ella todavía asoman los temas de La veleta oxidada.. Si comparas una edición con otra es mejor la última, porque tenía un personaje abandonado que no seguía las reglas del juego. En Las estatuas de Marfil me propuse que cada personaje, dizque pequeño, tuviera una escena propia importante, entonces en la edición del Fondo de Cultura ya está reescrita.