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El grupo de Ocho Poetas: Los buenos amantes comparten los libros”

 

— ¿Cómo conoció a su esposo Javier Peñalosa?

— Alejandro Avilés, del grupo de Ocho Poetas que siempre nos reunimos, nos hizo una entrevista a Rosario Castellanos, a mi esposo, a otros de los ocho y a mí. En la primera reunión que sostuvieron después de las entrevistas no asistí; a la segunda asistí y fue una reunión preciosa. No paramos de reírnos como de las ocho de la noche que llegué hasta las tres de la mañana que nos separamos. Eso [me valió] una buena regañada, pero valió la pena.

Nos reuníamos cada ocho días, incluso algunos ya nos conocíamos. Yo trabajaba con Magaloni, que era el director de la revista Poesía en América que distribuía Cuadernos Americanos. Octavio Novaro fue después mi concuño, cuñado de mi esposo. Roberto Cabral del Hoyo era de Zacatecas, como el resto de mi familia.

(Cuando conoció al que sería su esposo, Dolores tenía treinta años y Javier treinta y dos. Se casaron al año siguiente.)

En esa época, ¿no se consideraba que usted ya era grande para el matrimonio?

— Sí...pero eso tuvo muchas ventajas, porque antes ya había estudiado en Europa un año, en Madrid. Entonces ya quería yo tranquilizarme, casarme y tener una familia, y eso fue lo que sucedió. Por otra parte, eso me sirvió para que yo pudiera seguir mi vocación de escritora porque mi marido era periodista, escritor y poeta. Nos llevamos tan bien que fui de las pocas personas felices en el matrimonio. Yo siempre adoré a mi marido. Nuestros hijos eran una gran felicidad para los dos.