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La palabra transparente
Adriana del Moral Espinosa

Quiero decir ahora
que yo amo la vida,
que si me voy sin flor,
que si no he dado fruto en la sequía,
no es por falta de amor.

Quiero decir que he amado
los días de sol, las noches,
los árboles, el viento, la llovizna.
—Cantares de vela.

El poeta Roberto Cabral del Hoyo, durante un homenaje que se le realizó a su amiga Dolores Castro (Aguascalientes, 1923), hizo hincapié la necesidad de “hablar también de la mujer entera, fuerte; como arrancada de una página de La Biblia . De la madre y esposa ejemplar hasta los límites, en ocasiones, de lo heroico. De la maestra unánimemente respetada y querida.”

No resultan exageradas sus palabras para referirse a Dolores Castro, o Lolita, poeta, maestra y madre entrañable para cuantos la conocen.

La poesía de Dolores Castro usa metáforas transparentes y casi coloquiales, que nos dan la impresión de hablar con una mujer cuya expresión natural es la poesía. Dolor y amor se expresan casi en abstracto en su obra. Sus temas recurrentes son el amor, el silencio, el dolor, la soledad y el deseo de vuelo.

El poeta Benjamín Barajas dice: “Hablar en una poesía de las desgarraduras íntimas no es importante, lo verdaderamente importante es transformar el sufrimiento en un gran poema. Ese tránsito es el que logra Dolores Castro.”

Ella misma expresa que sólo busca “las palabras necesarias, ni más ni menos, para hablar con amor a la verdad”. Alejandro Avilés, su amigo y compañero de trabajo, integrante con ella del grupo de Ocho Poetas Mexicanos, afirma que “de tan intensa, su voz no se propala en largos tantos, si no que se condensa en breves ascuas de esplendor.”