La creación literaria en palabras de José de la Colina
“Para un escritor la imagen del mundo no existe antes de su acto de creación y la va erigiendo a medida que escribe. Yo no tengo historias que contar, personajes que describir, porque esas historias, esos personajes los voy descubriendo a medida que escribo. Eso es lo tentador, lo poderosamente fascinante del acto de escribir. Antes de ponerme a escribir no tengo certidumbres, mensajes, contenidos, sino unas cuantas imágenes, el sentimiento inconsciente, pero compulsivo, de un ritmo oscuro que lucha por hacerse palabra.”
“No somos enteramente conscientes ni enteramente dueños de aquello que escribimos. Cada vez que he tratado de escribir con una entera conciencia, con una absoluta premeditación de las palabras, esto me ha llevado a una crítica previa que me impedía ir más allá de unas cuantas líneas. Escribir es un acto tentativo, ir arrancando palabras de la confusa, indistinta, gastada y envilecida masa verbal dentro de la cual vivimos todos los días, y darles nuevamente significados, volverlas a hacer imágenes cargadas de sentido y de emoción. Pero esa labor es difícil porque las palabras han sido devaluadas. Quizá deberíamos sometemos a una vasta experiencia de silencio antes de usar las palabras para escribir, de modo que en ese silencio, rico de intuiciones, las palabras volvieran a cargarse, como el cuerpo recupera sus fuerzas en el reposo. Las palabras debieran medirse con el silencio, debieran aparecer sólo cuando el silencio ya no pueda guardarlas.”
“Yo desconfío de cualquier escritor que diga: voy a escribir sobre la esencia del ser o voy a escribir sobre el choque de ilusión y vida o cosas así. Me parece que lo que diferencia al escritor del filósofo, del psicólogo o del politólogo es que el escritor está movido por motivos, no por temas. Ahora, el tema es algo que sale inevitablemente tras la lectura de la obra, no durante su factura”.