En sus palabras
Durante mucho tiempo en América Latina se han creado falsas premisas, producto de nuestra condición de tercer mundo imitador. Hay una sobrestimación del papel del escritor en la sociedad y del valor del escritor respecto a sí mismo. Existe una especie de extraño esnobismo en los escritores latinoamericanos, que los convierte en figuras verdaderamente ridículas, pagadas de sí mismas, que dicen cosas como que el acto literario empieza y termina en ellos mismos. Tal vez la escritura, como fenómeno de creación, comience y acabe en uno mismo, pero eso no es literatura. La escritura es el acto de producir en palabra escrita un libro, mientras que la literatura es el fenómeno mediante el cual el libro empieza en el escritor y termina en el lector. Muchos de mis colegas quieren olvidar esto, aunque luego, a la hora de cobrar los cheques de las regalías de los derechos de autor, se acuerdan de ello. Y se quejan porque los lectores son tontos. Hay una especie de olvido de la esencia del camino literario. El camino de la literatura es el problema del encuentro entre el escritor y el lector. La literatura se produce cuando alguien lee lo que uno escribe y no antes.