El pulso de lo popular
Carlos Rojas Urrutia
Desde hace más de 40 años, Carlos Monsiváis (Ciudad de México, 4 mayo de 1938) es al mismo tiempo un referente para acercarse a la cultura popular, del trabajo intelectual y literario en México y el mejor cronista de los cambios sociales y pequeñas conquistas de la sociedad en su camino a la democracia. Sus libros, artículos, ensayos y antologías, que se cuentan por miles, son un pilar fundamental de la literatura mexicana por esa manera única de Monsiváis para construir crónicas.
Monsiváis es un escritor mordaz, que ocupa uno de los lugares más visibles de la intelectualidad mexicana. Estudió en las facultades de Economía y de Filosofía y Letras en la UNAM, donde conoció a quienes serían sus amigos entrañables, con quienes compartiría su vida como ensayista y como periodista cultural: Sergio Pitol, José Emilio Pacheco y Elena Poniatowska.
Luego de un breve paso por la burocracia, Monsiváis comenzó de muy joven a trabajar junto a Fernando Benítez en el suplemento de La Cultura en México, del cual se convertiría en Director General a la salida de Benítez. En otros momentos de su vida, Monsiváis sería cofundador de la revista Nexos y del diario La Jornada; donde publicaría durante muchos años su columna titulada Por mi madre bohemios, desde donde hacía frente a los abusos del gobierno corrupto.
Monsiváis es un autor decisivo en el México del siglo XX y es además su crítico cultural más celebrado. No sólo en México, sino en el resto de América Latina y en importantes sectores de Estados Unidos, Monsiváis tiene un peso único por sus trascendentes análisis de las realidades sociopolíticas del México contemporáneo.
Ampliamente citado por analistas culturales y literarios, Monsiváis es también uno de los críticos más prominentes de literatura y de otros discursos culturales como la fotografía y la pintura. En este ámbito, el prólogo es una especialidad particular suya. Sus publicaciones a lo largo de las últimas cuatro décadas y media en periódicos y revistas, y en un número cada vez mayor de publicaciones periódicas académicas de ambos lados de la frontera Estados Unidos-México, son literalmente innumerables.
En vista del peso acumulativo y de la calidad de sus escritos, Monsiváis ha sido proclamado el portavoz más informado y confiable de México en temas culturales y sociopolíticos, así como uno de los intelectuales más prestigiados de América Latina.
A la luz de lo que es el objeto principal de su producción en curso, hay dos "pruebas" de cultura popular que podrían expresar mejor su estatus cada vez más alto en la escena intelectual mexicana, a lo que un irónico periodista mexicano se ha referido como "la monsivaítis, raro fenómeno de mitificación de un intelectual".
A él se le deben cinco antologías fundamentales de crónicas literarias que enmarcan los cambios sociales en México: Días de guardar (1970) —sobre el movimiento estudiantil de 1968—, Amor perdido (1977) — que reconstruye las características de personajes como Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, y Fidel Velásquez—, Escenas de pudor y liviandad (1981, 1988) —Donde la vida de la capital transcurre como en un melodrama kitsch de antros de baile y muchachas pobres— Entrada libre: crónicas de la sociedad que se organiza (1987) —Donde explora las crisis de la ciudad de México y su periferia con que nace la resistencia civil— y Los rituales del caos (1995) —Con el que recibió el Premio Xavier Villaurrutia y que recrea la devastación y angustia de la sociedad capitalina durante el terremoto de 1985—.
Monsiváis ha recopilado además antologías como A ustedes les consta (1980), un libro que incluye crónicas célebres de escritores mexicanos que recorren todo el siglo pasado; y Los mil y un velorios (1994) donde reconstruye los asesinatos que han consternado a la sociedad mexicana para analizarlos desde una perspectiva sociológica sobre los motivos de los crímenes y la reacción de los espectadores.
Con los ensayos de su antología Aires de familia: cultura y sociedad en la América Latina (2000), extiende sus preocupaciones sobre México a toda la región latinoamericana. Por ese texto, Monsiváis se hizo acreedor al Premio Anagrama de ensayo en España.
Una de las zonas menos conocidas de la escritura de Carlos Monsiváis es su vocación de cuentista. En 1982, público Nuevo catecismo para indios remisos, lo que ha sido su único libro de ficción, en que relata con su singular destreza, parábolas satíricas de la fe cristiana. Inspirado en algunos grabados de su amigo Francisco Toledo, Monsiváis entró con una ironía suprema a escribir sobre los misterios de la fe.
De entre los muchos premios que Carlos Monsiváis ha recibido a lo largo de su vida, destacan
El Premio Nacional de Periodismo, en crónica (1977); el Premio Jorge Cuesta 1986; el Premio Manuel Buendía 1988; Premio Mazatlán de Literatura 1988 por Escenas de pudor y liviandad; Premio Xavier Villaurrutia 1995 por Los rituales del caos; la Orden Gabriela Mistral 2001 otorgada por el Gobierno de Chile; la Medalla al Mérito 2003 otorgada por la Universidad Veracruzana; el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de Literatura 2005; y este año se hace acreedor al Premio Iberoamericano de Poesía y Ensayo Ramón López Velarde, otorgado por el gobierno de Zacatecas.