Muestras literarias

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No pude detener los elefantes, Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León / FCE, 2002.

 

APORTE

Lo que la mar arroja
no son únicamente iniquidades.
De cuando en cuando
el tiempo se amotina
para corporeizar nuestros ensueños,
y entonces llega a nuestras playas
un gigante dormido,
un desmayado cuerpo de profeta
por el que todos claman,
que cada hombre alguna vez,
encontró en los escombros
de su ruinosa fantasía.


ASESINATO SIDERAL

En mi aposento tengo un prisionero
que no soy yo,
que no eres tú,
que no es aquel que nos rompió los huesos
por fabricar collares.
En mi aposento tengo un prisionero
que galopa en mis sienes
y que me hace sudar, callar o blasfemar;
y sin embargo tengo que clavarlo
cada día de los pies y de las manos,
de los rotos harapos que aún le quedan;
pues sé que cuando escape
volando a lo intangible,
ya no estaremos tú ni yo,
ni aquél con quien tú sueñas
y al que impregno de polvo sideral.


AZOGUE

Mi mano en el espejo es algo más que un peso derrotándome la carne. Brillan sus cinco dagas temerosas como excavando letras vírgenes en la cera imantada del silencio.

Viene buscando tierras prometidas de más allá del Nilo de su llanto.

Mi mano en el espejo se diluye,
se transforma y de arcilla es limpia fuente,
y salta el hombre de las notas blancas
y la mujer aguda de las claves.
¡Si yo pudiera más allá del sueño
poder contarles lo que a mí me dicen!

Mas de mi mano fluyen mecanismos, seres que sin pensar saltan y gritan y campanas que llevan los sonidos a enredarse en el hilo de las letras.

Y de mi mano brota un arco iris para inmolarse en las combinaciones.


BARCO DE PAPEL

Y si supieras La mitad
de lo que yo a mi alma le he contado;
ya no protegerías más pupilas
del gusano del mundo,
ni serpearías entre largas sombras
de lirios y ventanas.
Yo no he lanzado la primera piedra
no he construido flotas vengativas
por conquistar el mar;
pero en cambio,
he colocado un barco de papel
al frente de tus ojos.
Si lloras algún día,
navegará hasta ti.


EL TERCERO

Va el hombre con su hermano asesinado
y el viento no ha perdido la costumbre
de modelar el mar.
A veces una lágrima le advierte
pero no siente ya.
Y se va con su hermano asesinado
mintiéndole al espejo,
y piensa que el tercero que le acosa
tan sólo es el recuerdo.
Y escapa con su hermano asesinado
disfrazado de rey o de demonio,
mas nunca acabará de darle muerte,
porque no le conoce.


ÍNTIMO ESPEJO

Eres sólo el reflejo
del reflejo
de otro espejo que está
dentro de ti.
Y el más oculto de tus espejos,
viene a ser esa lágrima
que el tiempo
congeló para mí.


NO PUDE DETENER LOS ELEFANTES

Puedo jurar que yo hice lo posible. Lo imposible tal vez. Pero su fuerza fue más poderosa. Aparecían de todas partes de la ciudad. Se asomaban por todos los escaparates. Brotaban de los cristales fríos y dispersos con un ritmo de marcha militar. El ángel de la independencia se asombró también cuando pasaron. No sé si fueron tres seis, diez elefantes; pero una vez reunidos, tuve que alimentar su espíritu con complicados cuentos de la selva. Se entusiasmaron mucho con mis historias y sus asambleas adquirieron un carácter universal. Por más que traté de poner fin a sus reuniones no quisieron seguir mi consejo; y un día de año nuevo astral, decidieron marchar en dirección a tu casa. Me prometieron darte suerte en el dinero. Yo había escuchado que multiplican la fortuna; pero que deben tener la trompa para arriba. El hecho es que yo no pude detener los elefantes.

Créeme que lo siento de verdad. Yo sé que los regalos te disgustan. Sobre todo esa clase de regalos. Pero ellos decidieron irse contigo por unanimidad.

Yo les advertí que a ti podría darte pena, que sobre todo no tendrías tiempo de atenderlos. Me imagino que son capaces hasta de hacer perder el tiempo nuevamente a Marcel Proust. Ellos no me hicieron el menor caso y emprendieron el camino hacia tus dominios; además dijeron que aquí no podrían permanecer por más tiempo, que este lugar estaba lleno de gatos sagrados y minotauros escapados del laberinto.

A manera de consuelo te diré que nunca han sido elefantes de circo, ni sentido la aspereza de la prisión sobre su piel. Tampoco son los elefantes sofisticados de las películas de Tarzán. Estos elefantes nacieron para ser tuyos, no para ser libres no esclavos. Llevan la marca de que son de tu propiedad en el pie derecho, o tal vez en el izquierdo, no me fijé.

Podrás apreciar que no se trata de elefantes pesados. Pueden danzar con música de Mozart, siempre que no recuerden que a este músico le faltaba el dinero. Puedes bañarlos con cualquier detergente. Debes pedirles el oro de las minas de Salomón. Y en las noches de luna, acuérdate de poner sobre sus lomos una bailarina de papel, como aquella que estaba enamorada del soldadito de plomo.

Cuando sientas que están cansados, promételes que les tomarás fotografías, que les harás una película especial, y que serán famosos. Ya verás que enseguida se reaniman. No les hables jamás de la memoria, porque eso se los menciona toda la gente.

Que nunca vayan a pensar que estás triste, porque a estos elefantes a menudo les da por llorar. No les cuentes historias de amor, llegarían a ponerse celosos. Ellos han aprendido a quererte tanto como yo.

Los elefantes te presienten cuando se acerca la primavera. Con gusto te llevarían a dar la vuelta al mundo. Cuando sientas un muro que te angustia, ellos tendrán un gran placer en derribarlo; aplastarán gozosos todos los obstáculos que se interfieran en tu camino. De ser necesario, me aplastarán incluso a mí.

Nunca se sabe cuando tienen sed, pero les dije que sólo podrías invitarlos a tomar alguna bebida tropical y les pareció perfecto. No pusieron ninguna objeción. No les dije qué música prefieres, pero ellos ya sabían que entre los poetas te gustaba mucho Baudelaire.

Si llegara el día en que no te sirvan para nada, puedes olvidarlos; mas no trates jamás de detenerlos, porque su paso lento y decisivo, lleva en sí los ritmos más hondos, y los más poderosos secretos del corazón.


PARA DECIR AZUL

Para decir azul no es necesario tener el cielo entre las manos,
basta lavar el alma cada día 7 apresar al amor.

Dejarnos ir así, de sombra a luz,
de noche a día,
con sólo la sonrisa indispensable;
y encender un otoño en cada puerta
con su signo dorado,
para que no extermine el ángel del invierno
la raíz primitiva.