Poeta tan vivaz, tan vivo
Javier Peñalosa (1921-1977) fue periodista, traductor y cuentista; pero por encima de todo fue poeta. Su obra es breve –publicó en vida tres libros y una selección de poemas en una antología– ya que “tuvo que ejercer el periodismo y la docencia, restándole horas al ocio creador que reclama la poesía. Estas concesiones a la realidad y la atención a las urgencias cotidianas actuaron en detrimento del sueño creador, proceso onírico que siguió como vía para revestir de emoción y contenido su palabra poética”, de acuerdo con Benjamín Barajas, autor del ensayo “El remo solitario: poesía de Javier Peñalosa”.
A Peñalosa se le asocia con otros nombres: Dolores Castro, por supuesto (pues estuvieron casados hasta la muerte de él); pero también Rosario Castellanos y Efrén Hernández, por mencionar a dos de sus amigos cercanos. Se les llamó “el grupo de los ocho”. Además de los ya mencionados, estaban Octavio Novaro, Honorato Ignacio Magaloni, Alejando Avilés y Roberto Cabral del Hoyo. Se reunían semanalmente y crearon proyectos como las revistas América y Acento.
Sin embargo, la obra de Peñalosa se sostiene sola, sin requerir de los otros nombres, de sus amigos; ya que “la pureza de su oficio se advierte en la tesitura de sus textos, donde percibimos al poeta que supo servirse del ritmo de la creación para elaborar poemas bajo los cánones de la tradición métrica y del verso libre”, siguiendo con Barajas.
Por eso, pese a la poca difusión y brevedad de su obra, pese a haber fallecido hace ya 32 años, hay estudiosos de la poesía mexicana que siguen sus pasos y lectores apasionados que abrevan de su lírica. Y precisamente en ello radica la importancia de Paso de la memoria, volumen que reúne por primera vez la poesía completa de Peñalosa, y que –como si no fuera suficiente– incluye además textos de otros autores acerca del vate fallecido, incluido un poema del ya mítico Raúl Navarrete (quien falleciera pocos años después).
Así, Paso de la memoria se divide en siete secciones: Preludio en sombra; Ocho poetas mexicanos; Paso de la memoria; Inclinación al gozo; Luminaria; Poemas publicados en revistas, y Homenaje póstumo a Javier Peñalosa. Es en esta última que se incluye el poema de Raúl Navarrete, “Pormenores del semejante”, acompañado de poemas de Alejandro Avilés, Dolores Castro, Octavio Novaro, Javier Peñalosa Castro y José Cárdenas Hernández; un poema en prosa de Horacio Espinoza Altamirano, y una semblanza hecha por Alejandro Avilés. El libro termina con el exhaustivo estudio de Barajas al cual nos referíamos al inicio.
Sobre él, Octavio Novaro dijo: “Poeta tan vivaz, tan vivo como Javier Peñalosa no es fácil encontrarlo”. Pero al menos podemos acercarnos a su obra, y disfrutarla: para eso está Paso de la memoria.