Teatro fantástico de Cachirulo
por Ramón Ortiz Aguirre
En los años sesenta del siglo pasado, todos los niños mexicanos que teníamos la fortuna de tener en casa o en la de un familiar una televisión, no nos perdíamos domingo a domingo la transmisión del Teatro fantástico de Cachirulo, uno de los programas más hermosos que se han producido en la televisión mexicana. Señalo que era hermoso no por los efectos especiales, ni las escenografías que eran bastante deficientes, sino porque a través de aquella cita semanal se nos despertaba el interés por la lectura de los cuentos clásicos, se avivaba nuestra curiosidad por la narrativa, a la vez que miles y miles de niños compartíamos un tiempo muy importante con nuestros padres, hermanos y amigos.
Todos conocíamos a aquel actor de sonrisa permanente como Cachirulo. Tenía el cabello rojo y rizado, vestía una camisa blanca con líneas diagonales rojas y pantalón también blanco, pero a nuestra cita semanal acudía siempre en blanco y negro. Así eran las transmisiones en aquellos años para la mayor parte de la población: los televisores a colores eran un lujo inalcanzable para la mayor parte de la ciudadanía. Como sólo muy contadas familias podían tener acceso a uno de aquellos modernos aparatos, los demás sabíamos cómo lucía Cachirulo a todo color por las fotos que aparecían en alguna revista o en los carteles que anunciaban su presentación en el Teatro de la Paz [en San Luis Potosí].
Sabíamos también que su nombre artístico era Enrique Alonso y que Cachirulo era tan solo uno de sus personajes. Sin embargo, no fue sino hasta su muerte, en 2004, que cuando menos yo me enteré de que su verdadero nombre era Enrique Fernández Tellaeche y que había nacido el 7 de septiembre de 1923 en Mazatlán, Sinaloa.
Los más grandes logros artísticos de este hombre fueron, sin lugar a dudas, las adaptaciones de guiones, puestas en escena y actuaciones dentro del Teatro fantástico que cada semana, a través del canal 2 de Televicentro, hoy Televisa, y en punto de las 19:00 horas, llevó a todos los hogares mexicanos desde 1955 y hasta 1969. Es decir que durante 15 años y sin interrupciones, pudimos disfrutar de un total de 728 cuentos fantásticos.
Quienes fuimos niños en aquellos años venturosos, seguimos recordando con cariño la forma en que Cachirulo agitaba su mano para despedirse de todos nosotros, a la vez que nos decía “Adiós, amigos, ¡y no olviden tomarse su chocolatote!”. Todavía hoy, muchas veces, al despedirme de algún contemporáneo empleo la despedida del famoso personaje cuenta-cuentos y ellos nada más se sonríen y menan la cabeza.
Enrique Alonso, Cachirulo, no fue nada más el productor y director del programa infantil que hoy recordamos en esta columna. También estudió contaduría y fue un investigador nato de la literatura clásica, de ahí que hubiera podido adaptar una gran cantidad de cuentos de diferentes partes del mundo y también escribir múltiples guiones y relatos. Su origen como actor de teatro se remonta a 1948, cuando debutó profesionalmente en la puesta en escena La temporada del Recuerdo, al lado de la connotada actriz Lupe Rivas Cacho. De entre las muchas celebridades con las que compartió tablas, destaca también María Conesa, la famosa Gatita Blanca.
Sin embargo, fue con el montaje de La princesita encantada junto con su compañía teatral de corte infantil, donde le nació el personaje de influencia italiana, el cortesano con vistosas pelucas rojizas y vestido de arlequín al que bautizó como “Cachirulo”. Poco después, su personaje y su arte llenaron semanalmente la pantalla del televisor con toda clase de maravillas vistas y habitadas por princesas, reyes, campesinos, bufones, ogros, gigantes, villanos, apuestos príncipes y hadas.
¿Quiénes conformaban la compañía del “Teatro fantástico” de Cachirulo? Toda una pléyade de actores y actrices de primer nivel que le dieron vida a los cuentos y despertaron la imaginación de los niños mexicanos. Hombres y mujeres de escena entre los que destacan, además del propio Enrique Alonso: María Rojo, Ángela Villanueva (la famosa Bruja Escaldufa), Carlos Alonso, Roberto Antúnez, Aurora Alvarado, Alicia Montoya, María Rubio, Sergio Zuani, René Azcoitia, Roberto Comadurán y Jorge Zamora. Con base a la versatilidad y calidad de sus actuaciones, estos actores dieron vida a todos los personajes que habitaban los bosques y castillos ubicados en un mundo pasado y lleno de magia.
Al concluir la transmisión del Teatro fantástico, Enrique Alonso siguió trabajando arduamente con el teatro clásico. Escribió y montó una gran cantidad de obras de diferente naturaleza, sin descanso. Parecía que no volveríamos a ver una transmisión de su inolvidable programa, pero en 1979, diez años después de finalizado su trabajo en Televicentro, el Canal 13 lo contrató para una breve temporada de emisiones con el mismo carácter de las que le dieron fama. Bajo el nuevo título de Érase que se era…, su nueva etapa tuvo también mucho éxito; por desgracia, después de un tiempo, la televisora estatal decidió no renovarle el contrato, a pesar de las múltiples llamadas telefónicas y cartas de un público que, más que pedir, exigía el regreso de Cachirulo.
A finales de los años noventa, TV Azteca le llamó para que presentara una nueva versión de su Teatro fantástico, pero el gusto le duró y nos duró a los televidentes sólo unos cuantos programas. La salud del actor y director estaba ya muy menguada, así que tras un muy breve paso por los foros de la televisora del Ajusco, decidió retirarse a escribir y cuidar de la mejor manera de su deteriorada salud.
Fuente: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.: “Teatro fantástico de Cachirulo”, en Antena San Luis, 2012.