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La presentación de los volúmenes V, VI y VII de los Diarios de Alfonso Reyes permitió descubrir no sólo los logros de un personaje reconocido por la riqueza de su obra literaria, sino también el drama humano de un personaje agobiado por la enfermedad y los obstáculos que enfrentó para echar a andar proyectos como la Casa de España.

Los académicos y escritores Víctor Manuel Díaz Arciniega, Fernando Curiel y Javier Vieyra Galán, con la moderación de Alberto Enríquez Perea, participaron en la presentación de las obras en la Capilla Alfonsina, actividad organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura.

El académico Javier Vieyra Galán presentó el tomo V del Diario de Alfonso Reyes, que comprende de 1939 a 1945, en el cual he tratado de construir un retrato optimista y luminoso, que sería el 50 por ciento de lo que vamos a encontrar en este diario”. Y agregó que la parte restante está constituida por una de las etapas más tristes en su vida. “Por ejemplo, cuando Alfonso Reyes está en el proceso de forjar la Casa de España y se enfrenta a un sinfín de obstáculos” explicó el especialista.

Vieyra Galán comentó que es en este periodo cuando Alfonso Reyes toma conciencia dolorosa de su cuerpo. Es un Alfonso Reyes de 50 años que llega a México acosado por completo por la enfermedad, los dolores, los achaques y la deteriorada salud de su hijo Alfonso Reyes Mota. Esto va a interferir en sus labores. Si uno analiza el diario desde cierta perspectiva encontraremos que en algún momento se puede convertir en una bitácora médica.

Es una tarea complicada editar filológicamente un libro de esta naturaleza, de un autor de este tamaño y periodo tan extenso, dijo al inicio de su exposición Víctor Manuel Díaz Arciniega, ensayista y académico, quien se encargó de presentar el tomo VI, cuyo corte simbólico en la vida del regiomontano inicia con el otorgamiento del Premio de Ciencias y Artes en 1945, el cual se entregaba por primera vez. Este diario concluye la noche anterior al ataque cardiaco más violento que padeció Alfonso Reyes y que lo llevó a escribir Cuando creí morir.

A mí me tocó francamente un periodo de felicidad. Es algo que nos toca analizar ante la necesidad de tener un juicio más ponderado frente a un hombre público. No sabemos cuál es el drama humano que hay de por medio en alguien que ha contribuido a construir una vida institucional para nuestro país y, al mismo tiempo, ha construido una obra literaria que, naturalmente, nos ha enriquecido a todos, porque siempre nos provee de curiosidades intelectuales y de conocimientos bien argumentados y demostrados, resaltó Díaz Arciniega.

Por su parte, el ensayista y narrador Fernando Curiel estuvo a cargo de presentar el volumen VII de estos diarios, los cuales abarcan los últimos años de vida de Alfonso Reyes. En su oportunidad subrayó la importancia de conocer la vida de los autores.

Siempre entendí el rechazo por parte de un sector de colegas a epistolarios y diarios, a memorias y autobiografías, como expresión de quienes juzgan a la literatura apátrida, fruto de una especie de autarquía lingüística, como si los autores nacieran de la nada, sin nacionalidad, generación, particular contexto, filias y fobias, concluyó Fernando Curiel.