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“Alí Chumacero era un poeta crítico, y hermético. Se necesita hacer varias lecturas de sus poemas para poderlo entender, dejar que esas lecturas se asienten en el mundo y luego regresar a ellos hasta que uno pueda descubrir las formas de expresarse de Alí y esto, a su vez, se vuelve una recompensa maravillosa, el poder entenderse con un poeta como él”, mencionó el escritor Felipe Garrido.

 

 

Quienes conocieron de cerca las facetas como editor y maestro de Chumacero darán cuenta de sus valiosas aportaciones en la charla Alí Chumacero, editor y maestro de escritores: Joaquín Díez-Canedo, Felipe Garrido y Socorro Venegas, el jueves 12 de julio a las 19:00 en la Capilla Alfonsina.

En el marco de actividades que conmemoran los cien años de Alí Chumacero, diversos especialistas abordarán su faceta como editor en el Fondo de Cultura Económica, lugar donde vio y trabajó con manuscritos originales como el de Pedro Páramo de Juan Rulfo. De igual manera, se hablará de su labor como maestro de varias generaciones de escritores, la cual fue especialmente relevante en el Centro Mexicano de Escritores.

Felipe Garrido comentó sobre las aportaciones de Alí Chumacero en cuanto a edición: “Él estuvo más de 70 años en el Fondo de Cultura Económica en diversos cargos, pero siempre dentro del departamento de producción. Si el Fondo publicaba más de 300 títulos al año, podemos imaginar cuántos libros pasaron por las manos de Alí; no todos desfilaron directamente por su revisión, pero todos los supervisó. No es una sola aportación, sino varias a lo largo del tiempo, hechas con mucho conocimiento porque él sabía muy bien todo lo que tenía que ver con tipografía”.

Garrido también abundó sobre cómo era Alí dentro del área de trabajo. “Era un hombre muy entusiasta, trabajar con él era una fiesta. El equipo que estábamos alrededor de él fue un grupo de amigos donde nos divertíamos haciendo libros”.

En cuanto a las enseñanzas del poeta nayarita, menciona que hubo editores que aprendieron más que otros. “Las enseñanzas de Chumacero quedan en los libros que él hizo, si uno tiene un problema de edición, podemos tomar un libro y resolverlo, sin necesidad de saber que ese libro lo hizo Alí”. 

Y sobre su faceta como escritor comentó que “la mejor forma de leer a Chumacero es de manera pausada, como si lo que menos importara fuera acabar su libro, porque si uno lo lee de prisa, terminamos indigestados. Hay que leer un poema, meterlo al cajón, que se repose y luego podemos leer otro”.

“Alí es un poeta y crítico muy importante, su trabajo como poeta ha eclipsado un poco su desempeño como crítico, pero las aportaciones que hizo en los ensayos, en los prólogos y en las reseñas que él escribió son notables, y ahora están reunidos en Los momentos críticos, un libro publicado por el Fondo de Cultura y editado por el poeta Miguel Ángel Flores”.

Una de las lecciones más importantes que dejó Alí para los siguientes escritores es la excelencia y el no apresurarse al escribir. “Hay que darle el tiempo necesario al trabajo de escritura, sin importar el género. Esa lección vale para todos. Y si en cuanto al género de las solapas hablamos, debemos recordar que no es fácil, porque tiene que explicar al lector de qué trata el libro y hay que hacerlo de forma breve, porque se debe leer casi a golpe de vista y Alí nos enseña en esto la economía del lenguaje”, agregó Garrido. 

“A once años de su fallecimiento, sigue siendo mi maestro y cuando tengo un problema de edición pienso en qué haría Alí y cómo lo resolvería, me pregunto si le gustaría lo que estoy haciendo y la manera en cómo lo estoy haciendo. A pesar de los años, él me sigue respondiendo y me ayuda a resolverlo”, finalizó.