- El autor fue ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011
- Ganador del premio Xavier Villaurrutia 1992 y el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 2006
- Domingo 15 de enero de 2012, 12:00 horas, sala Manuel M. Ponce Palacio, de Bellas Artes
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) reconoce en homenaje póstumo a quien sin duda fue uno de los exponentes más sólidos de las letras mexicanas de finales del siglo XX y principios del XXI: Daniel Sada. El evento se llevará a cabo este domingo 15 de enero de 2012 a las12:00 horas en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con la participación de Christopher Domínguez, Iván Trejo, Yuri Herrera, Federico Campbell y Jaime Mesa como moderador. Además, se presentará una lectura a cargo de Marcela Sánchez Mota.
Ante la esplendida obra de Daniel Sada, en alguna ocasión Carlos Fuentes auguraba que este escritor mexicano sería “una revelación para la literatura mundial”. La carrera de Daniel Sada, quien falleció el pasado 18 de noviembre a los 58 años, se distinguió por la constante búsqueda de una renovación estilística, situándose como uno de los más respetados autores de su momento. Caso ilustrativo es el del chileno Roberto Bolaño, quien sin espacio para la duda declaraba su admiración por la escritura de Sada, a la cual consideraba como la más “arriesgada” de su generación”.
La trayectoria literaria de Sada fue reconocida por los más importantes galardones literarios, siendo el más reciente el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011 en el campo de Lingüística y Literatura. También obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia 1992 por Registro de causantes; el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada 2006, por Ritmo Delta y el Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares 1999, por Porque parece mentira la verdad nunca se sabe. A nivel internacional obtuvo el Premio Herralde de Novela 2008 por Casi nunca.
El carácter poco convencional de la escritura de Daniel Sada le valió en muchas ocasiones ser considerado como un autor barroco y colocado a la altura de figuras universales como el cubano José Lezama Lima.
Federico Campbell señala que la obra de Daniel Sada es tan importante en la historia de la literatura mexicana como la del mismo Juan Rulfo, tanto por sus aportaciones al lenguaje, como por su capacidad para develar un México que no estaba registrado literariamente.
“El México que descubre Daniel Sada es uno que tiene su contexto en el noroeste del país, pero a la vez, es un México que él mismo inventa a través de la recreación de un lenguaje que viene de la calle y que él transmuta literariamente, de la misma manera como hizo Juan Rulfo con el lenguaje del sur de Jalisco: el lenguaje de los pueblos, que no se transcribe tal cual, sino que pasa por un proceso de transformación poética”, afirma Campbell.
En este contexto, el escritor y periodista descarta las apreciaciones que consideran a Daniel Sada como un autor cuya obra se basa exclusivasmente en su forma verbal, pues por el contrario, apunta, su obra tiene sus raíces en la cruda realidad que cotidianamente enfrentan los mexicanos.
Como se puede ver en Porque parece mentira la verdad nunca se sabe, afirma Campbell, “es evidente que en la obra de Daniel Sada se manifiesta un México real, un México desgarrado, hundido en la miseria, que le duele y el cual incorpora a su obra novelística. Así, su prosa muestra que no se trata de un autor que sólo hace juegos verbales, sino que cada una de sus páginas está preñada de vida y realidad, que tiene como trasfondo esa miseria de la que no puede salir gran parte del pueblo mexicano”.
La obra narrativa del autor de los libros de cuento Juguete de nadie y otras historias (1985), Un rato (1985), Tres historias (1990), Registro de causantes (1992), El límite (1997) y El aprovechado (2002), explica Campbell, se ha considerado un tanto críptica; sin embargo, advierte, ello es producto de la búsqueda estética en la cual estaba inmerso este autor, misma que le llevaba a proponer una escritura sin concesiones.
Para acercarse a esta obra fascinante y compleja, se sugiere comenzar por los cuentos, especialmente los contenidos en Registro de causantes, en algunos de los cuales el autor despliega un gran sentido del humor.
Daniel Sada nació en Mexicali, Baja California, el 25 de febrero de 1953. Estudió periodismo y Letras Hispánicas, fue catedrático en la Universidad Autónoma de Zacatecas y profesor en diversos centros educativos. Fue colaborador de revistas y periódicos como Diorama de la Cultura, El Ángel, Enlace, Excélsior, Fractal, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, La Semana de Bellas Artes, Ledo, Letras Libres, Milenio, Proceso, Revista Universidad de México, Sábado, y Vuelta.
Publicó las novelas: Lampa vida (1980), Albedrío (1989), Una de dos (1994), Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (1999), Luces artificiales (2002), Ritmo delta (2005), La duración de los empeños simples (2006), Casi nunca (2008) y A la vista (2011). También incursionó en poesía, con los títulos Los lugares (1978), El amor es cobrizo (2005) y Aquí (2008).