• “Dramaturgo prolífico, excelente ser humano, importante pilar en la dramaturgia mexicana”, José Solé
  • Miércoles 25 de septiembre, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes

 

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) invita al ciclo “Dramaturgos mexicanos”, en el cual los actores Virginia Gutiérrez, Sergio Bustamante, Sofía Zetina y Heriberto Méndez, interpretarán una lectura de la obra y vida del dramaturgo mexicano Sergio Magaña.

 

Esta actividad programada por la Coordinación Nacional de Literatura y que estará bajo la dirección de José Solé, quien contará con el apoyo del dramaturgo Hugo Alfredo Hinojosa, se realizará el miércoles 25 de septiembre, a las 19:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

 

Sergio Magaña (Michoacán, 1924 - Ciudad de México, 1990) fue un importante dramaturgo mexicano, originario del poblado michoacano de Tepalcatepec, que supo incursionar con éxito en el teatro urbano, el drama, la comedia y el teatro infantil en sus trabajos, aunque también conoció el fracaso con algunas de sus obras. Fundó junto con sus contemporáneos, Emilio Carballido, Jaime Sabines, Luisa Josefina Hernández, Rosario Castellanos y Bonifaz Nuño, la sociedad literaria Atenea, que tiempo después cambió su nombre a Grupo Teatral de Filosofía y Letras.

 

De acuerdo con el director José Solé, Sergio Magaña fue alguien único, “un ser excepcional, dramaturgo prolífico, excelente ser humano, simpatiquísimo. Es sin duda un importante pilar en la dramaturgia mexicana”.

 

Alumno de Rodolfo Usigli, de quien se distanció en su etapa como estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, Sergio Magaña vivió en un cuarto de azotea cuando el éxito lo alcanzó.

 

En Sergio Magaña: El redentor condenado, Enrique Serna recuerda que en 195,1 con su debut en la puesta de escena Los signos del zodiaco,que reflejaba la angustia de un grupo de parias urbanos sin esperanza de redención, Magaña vivió ese momento de gloria como una deslealtad hacia sus vecinos, aquellos desafortunados y pobres, lo que denota que el dramaturgo vivía una solidaridad más allá de lo que reflejaba en sus textos.

 

“Sergio supo llevar el realismo urbano a escalas poéticas y maravillosas, un humor cruel que no excluía el apego sentimental a sus personajes, donde la complejidad de la condición humana predominaba sobre la tipología conocida en esos entonces de lo que era el melodrama”, expresó Solé en entrevista, y agregó que: “Magaña reflejaba en sus obras el espejo de lo que ocurría en México y profesaba por ello. Decía que un escritor radica en darse a conocer a su pueblo, presentándole sus problemas, porque si el pueblo no ve sus problemas puede enajenarse con otros, tiene que ver los suyos para darse cuenta de lo que está ocurriendo. El escritor debe ser el único que no permanezca enajenado”.

 

Fue su amigo Emilio Carballido quien encaminó a Magaña a escribir lo que fuese el borrador de Signos del Zodiaco, obra que los críticos consideraron como un despertar innovador del teatro urbano. Pero con El pequeño caso de Jorge Lívido, vivió su más grande fracaso.

 

En su tercera puesta en escena, Moctezuma II, Magaña situaría a la víspera de su encuentro con Hernán Cortés, al más grande tlatoani mexica, no como el ser supersticioso que se leería en tantos libros. Apostó por un ser sensitivo que se deja llevar por la belleza y la inteligencia, que profesa a favor de la tolerancia y respeto a la diferencia.

 

El dramaturgo también junto con Carballido, incursionó en el teatro infantil con la obra El viaje de Nocresida, donde mostró la profundidad en sus diálogos al narrar la historia de una niña que no había podido crecer. Esa obra, que fue estrenada en el Palacio de Bellas Artes, también habría sido escenificada en el cuarto de servicio donde dormía Sergio Magaña en los años cincuenta.

 

Magaña también destacó como compositor, pasión que lo llevó a trabajar en la puesta en escena de la revista musical Rentas congeladas, con la que fracasó. Sin embargo, como impulsor de los musicales en México logró triunfar con la farsa musical Santísima, inspirada en Santa, de Federico Gamboa.

 

Sergio Magaña (Michoacán, 1924- Ciudad de México, 1990) fue narrador, crítico literario, dramaturgo y compositor musical. Estudió la licenciatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde también cursó la maestría en lengua inglesa.

 

Entre sus obras publicadas se encuentran las novelas Los suplicantes (1942), El molino de aire (1942);  los cuentos El ángel roto (1943), y las obras de teatro La noche transfigurada (1948), El suplicante (1949), Los signos del zodiaco (1950), El viaje de Nocresida (1953), Moctezuma II(1954), El pequeño caso de Jorge Lívido (1958), Rentas congeladas (1960), Los motivos del lobo (1965), Ensayando a Moliere (1966), Pasarela(1968), La última Diana (1970), Rabinal Achí (1975) y Santísima (1979).