Imprimir

Vocación de animal es una demostración del poder modelador de la poesía como instrumento conceptual, pero también es un recordatorio permanente de que dentro de nosotros hay seres terribles, refugiados que abren la carne y lamen las heridas de sus huellas. Liquidámbar le canta tanto a la naturaleza vegetal como al cuerpo humano, en tonos suaves y profundos, entre el rezo y la canción de cuna, entre el poema en verso y el poema en prosa. Un viaje al dolor ante la pérdida del padre, un acercamiento al origen de la vida y también a las raíces del lenguaje.

Participan: María Rivera, Pedro Serrano y los autores

Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia

Viernes 25, 19 h