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conversatorio gabriela mistral

Gabriel Mistral llegó a nuestro país gracias a que José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, recibió el consejo del ministro plenipotenciario de México en Chile, Enrique González Martínez, para solicitar su colaboración en la reforma educativa que se llevaría a cabo.

Este fue uno de los temas abordados en el conversatorio Gabriela Mistral: Poesía y educación, realizado en el Patio Octavio Paz de la Biblioteca de México de La Ciudadela en el marco de la celebración por los 99 años de la llegada de la escritora chilena a nuestro país y del programa “Contigo en la distancia”, y transmitido en vivo a través de las redes sociales de las instituciones convocantes: la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, por medio de las direcciones generales de Asuntos Internacionales y de Bibliotecas; el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Literatura; la Embajada de Chile en México, y la Biblioteca Nacional de Chile.

Durante su intervención, el titular de la Biblioteca Nacional de Chile, Pedro Pablo Zegers Blachet, refirió que “a sus 33 años, y en pleno desarrollo intelectual, Gabriela Mistral había recorrido todo Chile, porque era maestra rural y tenía una visión del mundo diferente. Llegó a impartir conferencias sobre su experiencia en Chile y a organizar las bibliotecas rurales en México”. Asimismo, resaltó que, en su país, la escritora no tenía la posibilidad de llegar a ninguna parte por tres condiciones: “ser provinciana, mujer y pobre”.

El especialista en la vida y obra de Mistral recordó la relevancia que tenían para ella las bibliotecas públicas como “un complemento de la educación, y el papel del bibliotecario como el comodín del profesor, por el conocimiento que tenía, ya que podía aconsejar al lector, en este caso al niño estudiante, lo cual era fundamental para ayudar al maestro”. Destacó también que el acervo de la poeta chilena nos ha dado la oportunidad de descubrirla como diplomática, humanista y cronista.

Por su parte, el director de la Biblioteca de México, José Mariano Leyva Pérez Gay, señaló que Mistral llegó a un México completamente convulso, “justo en esa época en la que las instituciones habían cortado todo ámbito cultural, por eso la decisión de Vasconcelos de hacer una cruzada educativa y una campaña de alfabetización.

“A Mistral se le reconoce por haber estado en un punto en el cual la educación era un asunto peligroso y de alto riesgo. Sin embargo, aplicó de manera práctica una campaña educativa en la que también se enseñaban la cultura y las tendencias artísticas. Lo sorprendente es que, siendo una maestra autodidacta, en 1945 obtuvo el Premio Nobel de Literatura”, concluyó Leyva Pérez Gay.

En tanto, la coordinadora nacional de Literatura del INBAL, Leticia Luna Aguilar, comentó que “Gabriela Mistral dejó en México un legado importante, no sólo en la literatura, sino también en su trabajo como maestra y en su interés por las bibliotecas. Ella no salió de la nada: provino de una serie de mujeres poetas y profesoras a lo largo del continente. Durante el siglo XIX aparecieron intelectuales mexicanas: arquetipo de una mujer nueva que se instruía. Mistral fue una de ellas. Combinó de manera impresionante la docencia con la poesía y tejió misiones culturales para llevar la educación a escuelas y bibliotecas”.

Las poetas en lengua náhuatl Rosa Hernández Medellín, de Hidalgo, y Sonia Félix Morales, de Puebla --traductoras de la obra poética de Gabriela Mistral junto con un colectivo de seis mujeres--, externaron que para ellas resulta muy gratificante esta labor, ya que ser hablantes de una lengua indígena ha sido motivo de discriminación en muchos ámbitos.

“Como maestra de educación indígena me sentí identificada con su poesía y me da aliento para seguir adelante. Significa trabajar las emociones, la sensibilidad y el pensamiento. Nos permite mirar hacia adentro. Terminó cautivando nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón”, refirió Hernández Medellín.

Por último, Félix Morales dijo que, si bien Chile y México comparten el mismo idioma oficial, existen muchas variantes, tanto en el español como en el náhuatl, y palabras en el país sudamericano que en el nuestro no son utilizadas. “Ello nos llevó primero a hacer una traducción al español mexicano, buscando sinónimos que correspondieran a los sentimientos, los significados y el mensaje que Gabriela quería transmitir, y después logramos hacer la traducción al náhuatl sin modificar su intención”.

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